Migración en México

Ilegalidad en cinco países, un secuestro y el sueño frustrado de llegar a Estados Unidos, la travesía de un migrante

César Alexander Morales Zambrano es un migrante de Venezuela que compartió cómo fue su travesía para llegar desde Colombia de México

Ilegalidad en cinco países, un secuestro y el sueño frustrado de llegar a Estados Unidos, la travesía de un migrante
César Morales Zambrano compartió cómo fue viajar desde Colombia hasta México, donde ahora radica en lo que logra cruzar a Estados Unidos. Foto: Jacqueline Soní.

César Alexander Morales Zambrano es uno de los numerosos migrantes de Venezuela que han llegado al país con la esperanza de cruzar a Estados Unidos para establecerse y tener un futuro, ya que asegura que “eso no será posible en Venezuela, al menos no en los próximos 10 o 15 años”.

En entrevista para El Heraldo de México, Morales Zambrano comparte cómo fue su travesía de 16 días para llegar a México, exponiendo que cada migrante tiene su propia historia y él tuvo “suerte hasta cierto punto” porque un primo que ya está en Estados Unidos lo asesoró en el camino.

De Venezuela a Colombia y de Colombia a México

Actualmente el estilista se encuentra a 4 mil 288 kilómetros de casa, que es prácticamente la distancia que recorrió para llegar a México, tras abandonar toda su vida en Venezuela, donde desde 2016 la situación sociopolítica ya era “bastante compleja”.

“Logré comprar varios pañales para tener para mi hija, pero las cosas estaban empeorando”, recuerda César Morales.

Sigue leyendo: 

Jesús Mendoza, el peluquero mexicano detrás de “La esquina de los venezolanos”

El migrante es originario de Caracas, Venezuela, tiene 32 años de edad y ahora trabaja como estilista y barbero en la Estética Unisex 2000 que es propiedad del mexicano Jesús Mendoza. El establecimiento se encuentra en Santa María la Ribera, donde inicialmente se asentó tras emprender el viaje desde Colombia hasta México.

“Había que hacer largas filas para tener cosas básicas, como una o dos bolsas de arroz y papel”, recuerda César Morales, quien en Venezuela se dedicaba a la distribución de productos de tabaco. Ser parte del gremio de comerciantes le ayudó a evadir hacer largas filas para conseguir los productos básicos, pero “vivir así no era vida”.

En 2017 él y su pareja supieron que estaban en la dulce espera y al comienzo recuerda que en Venezuela “logré comprar varios pañales para tener para mi hija, pero las cosas estaban empeorando”. Además, el estilista indica que no quería ser como otras personas que aceptaron y normalizaron cómo es la vida en Venezuela: “Viven normal, pero no tienen un futuro garantizado”.

En noviembre de 2023, César Morales empezó la travesía hacia México. Ahora vive en Ciudad de México, donde trabaja como estilista. Foto: Jacqueline Soní.

El “viaje que jamás volvería a hacer”: México es duro con los migrantes

Finalmente, la pareja decidió mudarse a Colombia, donde establecerse fue “fácil”, especialmente porque Morales Zambrano sacó provecho de su conocimiento como estilista. “Un peluquero hace muchos contactos, entre 2,000 y 3,000, tal vez. Ahora tengo unos 800 (contactos) que fueron mis clientes ahí” (Colombia), subraya. 

Sin embargo, el exempresario jamás se imaginó que esos contactos le servirían para hacer lo que él llama el “viaje que jamás volvería a hacer”. Con esto no se refiere a la travesía que hizo de Colombia a México, a pesar de que atravesó cinco países de manera ilegal, sino del viaje que hizo entrando a la frontera de México hacia Ciudad de México.

“México es duro con los migrantes, prefiero estar en la selva que en trayecto en México”, aseguró el migrante venezolano.

“Estar en medio de la nada y no tener garantía es mejor que viajar en México”, asegura César Morales porque incluso fue secuestrado cuando hizo el viaje de Colombia a México, además de que se percató que los secuestradores eran mexicanos y guatemaltecos.

Sin embargo, esto era algo que desconocía antes de comenzar la travesía al país, específicamente a Ciudad de México. “Varios chicos de ahí (Colombia) hablan de venir a México”, expone Morales Zambrano, quien dice que la necesidad de migrar de nuevo lo impulsó a dar este paso. “Me sentía estancado”, recuerda el migrante venezolano, quien se animó a dejar Colombia porque se metieron a su casa a robarle y “esa fue la gota que derramó el vaso” para emprender viaje a México.

Admite que “lo mejor era hacer todo legal”, y por eso primero quiso obtener la Visa, ya que uno de sus cinco hermanos hizo el trámite y salió a su favor en cuestión de días. Sin embargo, el Parole, conocido como Parole humanitario, que es un documento de estatus de inmigración temporal concedido por el Gobierno de Estados Unidos, “estaba frenado” y “no quería esperar”.

El viaje del venezolano fue de 16 días, atravesando la Selva del Darién. Foto: Jacqueline Soní.

Los peligros de la selva del Darién vs. un secuestro en México

Ante el miedo de que las políticas de Estados Unidos se pusieran “más estrictas” e incluso el temor de que Donald Trump vuelva a a ser presidente, el estilista decidió viajar de manera ilegal durante 16 días. Antes de empezar el recorrido el 6 noviembre de 2023, primero regresó después de seis años a Venezuela para despedirse de su familia, a la que le ocultó que viajará de manera ilegal para evitar problemas. Igual les dejó dinero a su esposa e hija para que tuvieran para la renta, en lo que él se encaminaba a México.

Igual compró insumos básicos, especialmente atún enlatado. Adquirió botas y medicamentos, esperando lo peor en la selva del Darién, conocida como “Tapón”, que se ubica en la frontera entre Colombia y Panamá. Para hacer todo este traslado, César Morales contactó a un “guía”, que es como en Venezuela y Colombia les llaman a quienes trasladan a indocumentados. En México equivale a los llamados “polleros”.

Sigue leyendo: 

"El objetivo es traer a mi familia": migrantes haitianos descartan el sueño americano, buscan quedarse en México

A esta persona le pagó 750 dólares, que equivalen a 12 mil 820.80 pesos mexicanos. Este monto fue únicamente para cubrir el comienzo del viaje que empezó con un vuelo de Bogotá a Medellín. Posteriormente empezó el trayecto de Medellín a la frontera con Panamá, donde los gastos eran continuos para evitar problemas con los “custodios”, es decir, los mafiosos que "cuidan las zonas".

Para llegar a la frontera de Panamá, el estilista recuerda que los “guías” esperaron que fuera de madrugada para mover a las personas en Canoas, ya que por el crimen de “tráfico de personas te dan entre 15 y 18 años”. Aunque todo era muy veloz, César Morales indica que mantenía la calma, sobre todo porque no viajaba sólo, sino con un amigo y un sobrino. Al estar en la selva del Darién, el cansancio se hizo presente, pero dice que tuvieron suerte porque “no nos tocó ver cosas feas, como muertos o mujeres violadas, como les ha pasado a otros compañeros”.

"Me revisaron los tatuajes, pero son tatuajes normales, no son de ningún grupo", destacó el migrante venezolano.

El siguiente país en la travesía migratoria fue Costa Rica, donde el estilo de vida es ostentoso, indica Morales Zambrano. Por lo mismo, estar ahí fue agradable y les ayudó a reponer energía para viajar a Nicaragua, donde tuvieron miedo porque los enfrentaron hombres con machetes. Tras pagarles, evitaron conflictos y continuaron el viaje a Honduras, que el estilista describe como un punto “tranquilo” porque no vivieron atropellos.

Pero esto cambió cuando llegaron a Guatemala porque primero las autoridades lo confrontaron debido a los tatuajes que tiene e incluso dice que lo trataron como si fuera parte de los Mara Salvatrucha. "Me revisaron los tatuajes, pero son tatuajes normales, no son de ningún grupo". Pero eso no fue todo porque el mismo “pollero” les tendió una trampa a César Morales, su sobrino, amigo y dos ecuatorianos a quienes conocieron en el recorrido. “Ellos (los ‘polleros’) tienen la idea de que los ecuatorianos tienen dinero, pero no es así. Cuando el ‘guía’ los vio, vi que le brillaron los ojos”, expone Morales Zambrano.

Entre la frontera de Guatemala y México, fue secuestrado por "polleros" de estos dos países. Fotos: Jacqueline Soní.

Rescate de mil dólares por cada venezolano

Para el traslado, “nos montaron a todos en un cuatrimoto, como si fuera una combi”. Debido a que tenían que esperar a que fuera de noche/madrugada, “nos metieron a un cuarto”, donde luego "nos dieron la noticia de que se trataba de un secuestro. Nos quitaron la ropa, el dinero, los celulares, todo. Pidieron hablar con nuestras familias para pedir rescates”.

El estilista expone que pensó que ya no volvería a ver a su familia, que “ahí me quedaría”. Sin embargo, su familia fue contactada y así se enteró de su viaje ilegal; por la gravedad de las situación, pagó el rescate; “fueron 1,000 dólares por cada uno, excepto por los ecuatorianos, a ellos les sacaron dinero, fueron 4,000 dólares por cada uno”, expone el exempresario, quien detectó que los secuestradores son de Guatemala y México.

"Nos dieron la noticia de que se trataba de un secuestro. Nos quitaron la ropa, el dinero, los celulares, todo. Pidieron hablar con nuestras familias para pedir rescates”.

Tras obtener el dinero, César Morales y sus compañeros de viaje fueron llevados a la frontera para ingresar a México. De nuevo, tuvo la duda de si lo dejarían vivir, especialmente porque indica que “todo es una mafia” porque “los policías trabajan con ellos”, dijo Morales Zambrano para referirse a los “polleros”.

El cambio de “pollero” entre Guatemala y México también fue “organizado”, así que el estilista expone que tuvo mucho miedo cuando ingresó a México. “Nos llevaron como a una finca, pensé que nos iban a matar, pero luego nos liberaron, nos dieron un celular y a cada uno nos dieron dinero, entre 100 y 300 pesos, era todo lo que teníamos para movernos”.

Trabaja en la Estética Unisex 2000, en Santa María la Ribera, donde colabora con otros venezolanos migrantes. Foto: Jacqueline Soní.

Al estar desorientado, César Morales dice que no recuerda los nombres de todos los lugares que recorrió desde Hidalgo hasta Ciudad de México, donde finalmente se estableció. En la capital empezó de cero, y su punto de partida fue Santa María la Ribera, donde trabaja como estilista y rentaba un cuarto. Ahora se mudó a otro espacio más acogedor, de modo que dice que no le va mal en México, pero su meta es llegar a Estados Unidos, donde espera reunirse con su familia.

Además de trabajar a diario, no deja de hacer trámites para llegar a Estados Unidos. Hace el trámite en la aplicación CBP ONE, que “permite a los extranjeros con alguna vulnerabilidad en México solicitar una cita de presentación de forma anticipada por excepción al Título 42”, indica la misma app.

Ahora la meta del migrante es llegar a Estados Unidos, por lo que realiza el trámite en la aplicación CBP ONE. Foto: Jacqueline Soní.

César Morales explica que el trámite no lo hace por su cuenta, sino que les ha pagado a tres personas para que lo ayuden a llenar los formularios. Indica que esto se hace de manera legal, pero prefiere contratar a personas que conocen mejor la app, ya que hay más probabilidades de tener respuesta positiva. “Voy a seguir intentando hasta que me den la cita”, indica el estilista, quien prefiere esperar porque no está dispuesto a regresar a Venezuela ni a correr más riesgos como pasa con los migrantes que se van al norte de México, donde igual son secuestrados por integrantes de cárteles. “Antes prefiero entregarme, y que pase lo que tenga que pasar”, advierte.

Temas