La incorporación del Instituto Nacional de Salud (Insabi) al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es una decisión que se veía venir desde la creación cuando sustituyó el Seguro Popular, además de que indica el fracaso de una política de recentralizacion de los servicios de salud y la incertidumbre es si el IMSS-Bienestar tendrá la capacidad de dar servicio a la mitad de la población mexicana que carece de seguridad social.
Así lo considera Carlos Moreno Jaime, académico del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos del ITESO, ante el anuncio de que en la sesión de ayer los diputados aprobaron la desaparición y adhesión del Insabi al IMSS.
"La gran pregunta es si el IMSS Bienestar está en condiciones de dar atención a una población tan extensa porque la población que antes estaba atendida a través del financiamiento del seguro popular lo hacía a través de los sistemas de salud de los Estados, es decir, eran ellos los que prestaban los servicios y son sistemas que se heredaron desde la descentralización de la salud de la década de 1980 y 1990", explicó.
Y este proceso implicó además de aprendizaje y construcción de capacidades, aunque no todos los sistemas funcionan bien, pero esa es la inquietud si ahora el IMSS Bienestar tendrá la capacidad de atención que se tenía a través de los 32 sistemas de las entidades.
Aclaró que los recursos del esquema del IMSS-Bienestar proceden de fondos federales y no es que se financien con los fondos de los mexicanos afiliados al IMSS, aunque son insuficientes y es evidente ante el desabasto de medicamentos.
Transparencia en adquisiciones
Esta decisión no implica que la corrupción vaya a combatirse con esta decisión, porque se explica por otros factores aunque las compras consolidadas pueden disminuir los costos, pero la clave será la transparencia en estas adquisiciones, tanto de medicamentos como de equipos.
"IMSS Bienestar, insisto, no es el IMSS, es un programa del IMSS que históricamente atendió a población no asegurada muy pobre en medios rurales, pero no operaba a través del financiamiento o mecanismos del IMSS, operaba a través de fondos federales que se destinaban para eso y fue un caso exitoso en lo suyo, pero no es claro cómo va el IMSS, qué tanto peso va a tener en la operación de servicios para, estamos hablando de por lo menos 50 o 60 millones de personas que carecen de seguridad social".
Moreno Jaime concluyó que en México sí es necesario que se instituya un modelo de atención de salud universal como ya sucede en algunos países como Brasil, Reino Unido o Canadá; sin embargo, este esquema único de aseguramiento público, no se ha tenido porque se atiende de manera fragmentada.
El IMSS atendiendo a los trabajadores en el sector privado, el ISSSTE atiende a los trabajadores del servicio público y luego el Seguro Popular a quienes no tenían un contrato formal laboral además de esquemas de seguridad social más pequeños como el de Pemex o Sedena.
"Lo que no ha existido es un sistema integrado en donde cada subsistema se comunique entre sí o que opere de manera uniforme, eso no se ha tenido y por eso tenemos ese problema de desigualdad de salud; México es uno de los países más desiguales en materia de atención de salud".
El sistema actual ha hecho de un derecho humano una prestación laboral porque "no es lo mismo ejercer un derecho universal -como lo es la salud- que ejercerlo a través de un contrato laboral".
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