México ocupa el tercer lugar a nivel mundial en la realización de cirugías plásticas y procedimientos estéticos,a la par que aumentan las personas que desean mejorar algo en su aspecto físico, crecen los profesionales que ofrecen sus servicios, sin embargo, algunos de ellos no cuentan con los requisitos previstos en las legislaciones mexicanas. Esto conlleva a malas praxis, las cuales arruinan la vida de los pacientes, haciendo que el sueño que perseguían se convierta en una pesadilla. Tal es el caso de Laura “N”, una mujer que ha vivido un verdadero infierno los últimos tres años, tras someterse a una cirugía estética.
Fue el 26 de noviembre de 2019 cuando Laura se realizó el procedimiento en la Clínica Vista Bella, ubicada en Morelia, Michoacán. Días antes encontró un anuncio en Facebook, en el que ofrecían un paquete quirúrgico, el cual incluía lipotransferencia a glúteos, abdominoplastía, braquioplastia y aumento de senos, por un costo de 80,000 pesos, además de la posibilidad de pagar a meses sin intereses. Al ver esa promoción por El Buen Fin, se puso en contacto con el sitio y la atendió alguien que se identificó como la doctora, le dieron una cita para valoración, comenzando así su pesadilla.
Cuando llegó fue atendida por el doctor Vicente “N” y su esposa, también médico, Tania Silvia “N”, le pidieron unos estudios pre operatorios, los cuales llevó una vez que tuvo los resultados que la hicieron candidata al procedimiento quirúrgico. Le mostraron algunos realizados previamente por el médico y agendaron la cita para la operación, no sin antes dejar 4,000 de apartado. El día acordado no se llevó a cabo el procedimiento, pues no había liquidado el total, lo hizo y reagendó.
Primeras señales de alerta
Laura estaba muy nerviosa el día de la operación, llegó a las 7:00 am a la Clínica Vista Bella, la prepararon para ingresar al quirófano y pidió entrar al baño, donde dijo que notó un fuerte olor a cigarro, algo que la alarmó y preguntó a las enfermeras por qué olía así si le aseguraron que todo estaba limpio y esterilizado. Señaló que en lo que los médicos llegaban escuchó a las mujeres decir que algunos medicamentos estaban caducos.
Más de nueve horas duró la cirugía, una vez que despertó de la anestesia le reservaron una habitación en un hotel cercano, pues no contaban con personal para que pernoctara en la clínica. Al despertar estaba llena de sangre por lo que de inmediato se trasladó a la clínica, allí la recibió una enfermera de nombre Dora y la ayudó a bañarse, fue la primera vez que vio su cuerpo, notó que los implantes se veían irregulares, uno más arriba que otro, además sus glúteos no se veían diferentes. Al preguntarle a los médicos lo que ocurría, le respondieron que los resultados definitivos los vería en tres o seis meses.
La pesadilla
Después tuvo una infección en el ombligo, por lo que volvió a la Clínica Bella Vista a revisión, fue atendida por la dra. Tania Silvia “N”, quien le pidió a la doctora Estefanía que le aplicara una inyección, la médica que la inyectó era la persona que fumaba dentro de las instalaciones, según le indicaron las enfermeras.
La doctora Tania Silvia volvió y le quitó el dren (una especie de manguera por donde sale el líquido postoperatorio). Laura volvió a preguntarle sobre la transferencia a glúteos y sus implantes, a lo que la médico le dijo que el resultado final se vería después y que muchos pacientes pierden peso, aunque de acuerdo a la demanda, la respuesta fue dada de mala manera.
Las cosas siguieron peor, se le hizo una acumulación de líquido en la herida de la abdominoplastía, solicitó consulta, pero en lugar recibió evasivas, por lo que tuvo que consultar a otro médico, que a su vez la envió con un especialista en cirugía. El cirujano Plástico Mauricio Rojas le diagnosticó un seroma y procedió a drenarlo, a él le comentó sobre la inconformidad de sus implantes y el dijo que podía arreglarse los cobrandole 14 mil pesos de honorarios, pero ya no contaba con el dinero para hacerlo.
Trató de buscar a los médicos que la operaron, pero la atención le fue negada en constantes ocasiones, hasta que terminaron bloqueándola de todas las redes sociales. Paralelamente otro profesionista le comentó que los dueños de la clínica no tenían la preparación necesaria para realizar cirugías plásticas, por lo que están realizando usurpación de funciones, ya que solo cuentan con meestría en medicina estética y no especialidad en cirugía plástica.
Una multa irrisoria
Su primer paso fue poner una denuncia en la CONAEM, pero en ese momento la crisis de la pandemia de COVID-19 frenó todos los trámites administrativos. Lo único que logró fue que el médico fuera multado con 2 mil 500 pesos. Una vez que las instituciones regularizaron sus servicios trató de interponer una denuncia penal, pero le dijeron que por el tiempo transcurrido ya no era posible, solo podía una demanda civil, lo cual hizo, pero el demandado nunca se ha presentado a los citatorios.
Mientras espera que la justicia llegue, Laura vive con unas cicatrices que le recuerdan que fue víctima de una mala praxis, su abdomen quedó deformado, así como sus brazos. Pero lo más doloroso son los implantes, no solo quedaron mal, también le están pinzando un nervio que hace que sufra dolores extremos y que no pueda dormir.
Ha visitado varios cirujanos plásticos, actualmente la sma que le cobran por hacerle una reconstrucción asciende a los 200 mil pesos. Además de las consecuencias físicas y psicológicas que experimenta, sus senos corren riesgo. También le dejan unos hilos e la espalda que al jalarse la lastiman.
Al borde del llanto dijo a El Heraldo Digital que lo único que quiere es justicia, así como recuperar su vida y salud, pues lleva años viviendo un infierno. Para que todo proceda le piden 60 mil esos para un peritaje, pero no cuenta con esa suma.
En tanto, el doctor Vicente “N” continúa operando, y no es la única paciente que ha sufrido mala praxis, en Facebook varias han compartido sus malas vivencias y las deformidades que dejó en sus cuerpos. El hombre opera en Tijuana, Queretaro y Morelia. Las irregularidades han sido muchas, incluso Cofepris le clausuró la clínica de Baja California, pues encontraron medicamento caduco.
DMGS
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