El dedo en la llaga

No todo es arte, pero todos podemos hacer arte: Rivelino

El escultor mexicano ha vivido momentos de cambio en el arte y en la sociedad, pero asegura que una obra siempre comunica algo y eso difícilmente va a cambiar

José Rivelino Moreno Valle nació en San José de Gracia, en Los Altos de Jalisco. Es un escultor que ha sido conocido y reconocido a nivel internacional y que desde niño está ligado al arte, en sus propias palabaras porque "fui un niño de esos de los que no le dijeron no, cuando rayaba las paredes, cuando hacía figuritas con masa o plastilina".

Reconoce que fue un crecimiento y un acercamiento casi natural a hacer las cosas con las manos. Y desde el momento en el que se dio cuanta que podía inventar cosas a partir de materia, se dio cuenta que era lo que quería hacer.

"Decidí hacer como escultor toda una exploración para ver qué posibilidades tiene hoy el relieve de comunicación estética y de forma con el público. Levo 20 años haciendo relieve, 25 casi"

Sobre su trabajo, Rivelino platicó con Adriana Delgado en El dedo en la llaga de El Heraldo Media Group. Ahí aseguró que en su trabajo siempre se van a encoontrar tres elementos: el creador con la idea, el objeto que ya la tiene en sí misma y el espectador que cierra la pinza. Reconoce que es una necesidad de todos los elementos para que se pueda cumplir su trabajo.

Rivelino en El dedo en la llaga
FOTO: Adriana Delgado

Una de sus exposiciones más conocidas es "Víctimas y victimarios", que está compuesta por 100 vasijas de barro que fueron torneadas por distintos alfareros. Cuando aún estaban frescas, las pusieron frente a una cámara de cine y fueron agredidas y violentadas con las mismas armas con las que se agrede, mata y violenta a la mayor cantidad de seres humanos en el mundo. Es decir, navajas, cuerdas, golpes, el puño humano como arma principal.

Así, todas las marcas fueron registradas en las vasijas, se secaron y se pusieron en un horno. Las piezas son la exposición de Rivelino. El dolor físico, el emocional y el espiritual. Sobre eso, el artista mexicano reconoce que el emocional es el que más daño hace:

"El emocional no se va nunca, la marca de una agresión física puede desaparecer pero el recuerdo y la angustia y la frustración y el miedo que eso dejó, sólo recordarlo es como repetirlo y si no están siendo atendidas estas víctimas de manera profesional, lo cual es difícil para un país como México, pues es repetir la historia una y otra vez, una y otra vez"

En el arte hay riesgos y más en México, en la actualidad que vive nuestro país. "Hay que correr el riesgo y animarse a hacer obra en el espacio público que empuje un poquito los límites que eso, es lo que trato de hacer casi siempre yo en la vía pública, empujar la realidad un poco, aunque a veces haya grupos que no se sienten contentos o no están del todo a gusto con piezas en la vía pública", explica.

El principio de la postura de Rivelino es que el espacio público es maravilloso para poder discutir.

"El espacio público es maravilloso para discutir"
FOTO: Rivelino

¿Todos podemos hacer arte?

Para Rivelino todas las personas podemos hacer arte. "Pienso que sí, solamente que necesita tiempo y dedicación, porque el arte no solamente es un objeto, es un lenguaje, es como aprender un idioma, una serie de códigos y de símbolos que aprendes a verter en una obra", explica. Además, recalcó que es importante que ese mensaje o lenguaje sea capaz de ser descifrado y entendido por el público.

Además, el tema de la pandemia por Covid-19 cambió mucho al arte, porque se tuvo que regresar a lo básico, a perder el contacto, a dejar de hablar de frente y adecir las cosas a través de discursos ajenos a los naturales.

"El mundo del arte y el sector del arte han sufrido muchísimo por la falta de contacto físico. Las obras necesitan contacto físico, presencia física, la mayor parte de las veces"

¿Cuánto tiempo le lleva hacer una obra?

Tomando como ejemplo “Todos somos electricidad”, el escultor mexicano dijo que le tomó alrededor de un año. "Hablando de que debemos de dejar los combustibles fósiles para pasar a los que no dañan el medio ambiente y eso llevarlo a una exposición en un vehículo, le llamamos deshuesadero, un panteón de coches viejos, que de repente fue intervenido por miles y miles de plantas que salían por todos lados, donde la naturaleza recuperaba su terreno. También colgar unos coches viejos encima de la entrada de la Fórmula E, esta carrera de coches con electricidad y no con gasolina y que la gente viera que otra vez la naturaleza está tomando estos automóviles volando en el aire a 25 metros de altura. Todo es un proceso entre curiosidad, investigación y acción, aunque siempre hay cosas espontáneas", reconoció.