José Gregorio Peña, originario de Venezuela, fue expulsado de Estados Unidos el pasado 13 de octubre por la garita El Chaparral, en Tijuana, Baja California, y ahora está desesperado en un albergue ubicado en el desayunador Salesiano Padre Chava, en la Zona Norte, muy cerca de la garita de San Ysidro.
El lunes pasado, acompañados por cientos de migrantes deportados, acudieron a las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) Tijuana para buscar la permanencia en México, para posteriormente cruzar a Estados Unidos, pues no pierden la esperanza de regresar al vecino país.
Desde el 13 de octubre a la fecha, aproximadamente un total de dos mil 663 personas fueron deportadas de Estados Unidos a México a lo largo de la frontera norte.
José y su pareja aseguran que no piensan regresar a su lugar de origen, ni quedarse a vivir en México, porque su sueño es vivir en algún punto del territorio estadounidense.
Janikey D Ávila, pareja de José, relató en entrevista que en ningún momento les comentaron cual era la situación, simplemente los mantuvieron encerrados cuatro días, después los llevaron en avión a California y fueron deportados a México por Tijuana.
José y Janikey atravesaron montañas, ríos y selva para cruzar la frontera. Fueron días difíciles. Ambos vivieron momentos terribles al ver como perdieron la vida compatriotas que fueron arrastrados por el río, o por la falta de alimentos.
“Tuvimos que pasar ríos incontables, montañas riesgosas y agarrarnos con mecate para sobrevivir. Hubo dos días que nos quedamos sin comida. Nos tocó tomar agua del río para poder sobrevivir”, recordó Janikey.
Por el momento, la joven pareja está separada, por cuestión de logística en los albergues: Janikey obtuvo refugio temporal en el albergue del oratorio del Proyecto Salesiano Don Bosco, mientras que José está en el albergue exclusivo para hombres.
MAAZ
