Al subrayar las coincidencias y las posibilidades de colaboración entre Marruecos y México, el embajador del país norafricano, Abdelfattah Lebbar, aseguró que su trabajo es en gran medida quitar obstáculos a esos vínculos.
Marruecos y México son naciones que "me parece que son lejanas en distancias, pero cercanas de costumbre, corazón... hay muchas cosas en común", dijo.
Consideró que la cooperación puede darse en muchos ámbitos, como el de turismo, la agricultura y la pesca, que son actividades en las que hay complementariedad, y Marruecos puede ofrecer sus propias experiencias, amén de productos como los fosfatos, que son esenciales para la fabricación de abonos.
"Tenemos que trabajar mano a mano. Los dos ganamos... Tenemos el mismo desafío: la lucha contra la pobreza", manifestó al insistir en que el tamaño de la relación no está a la par de sus posibilidades.
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La relación comercial apenas rebasa los tres mil millones de dólares, y Lebbar expresó su descontento porque podría ser mucho mayor humana, comercial y culturalmente.
Se refirió al tema migratorio y destacó que al igual que México, Marruecos no sólo es punto de origen sino de paso para personas de otros países, especialmente en busca de llegar a los enclaves españoles de Ceuta y Melilla.
En el marco de una visita a El Heraldo de México, el diplomático dijo que la realidad es que hay un problema desde el punto de vista marroquí, y es el reconocimiento mexicano al Frente Popular para la Liberación del Sahara Occidental (Polisario), que hace más de medio siglo lucha por la creación de un país independiente. "Yo los llamo separatistas", comentó, al subrayar que sólo 25 países han expresado su reconocimiento al Polisario, incluso Argelia, una nación vecina sin cuyo respaldo el grupo guerrillero "sería nada". México es el país más grande de ese grupo, agregó.
POR JOSÉ CARREÑO
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