FUGA DE CEREBROS

Cambio climático en México: Del dicho al hecho, es necesaria la inversión y estrategia ambiental

Más allá de la cumbre de Glasgow, México, como los demás países, deben pasar del discurso a la práctica tras la COP26 antes de que sea demasiado tarde

NACIONAL

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México no solo debe proponer, sino poner en práctica Foto: AFPCréditos: AFP

El informe colaborativo United in Science 2021 deja claro que la crisis de covid-19 no reducirá significativamente las emisiones de dióxido de carbono (CO2) para 2030, a menos que los países busquen una recuperación económica que incorpore una descarbonización fuerte.

¿Qué implica para un país moverse hacia cero emisiones netas? ¿Cómo tener un balance con la superación de pobreza después de los duros impactos de la pandemia en los hogares? Por ejemplo, el 24% de las familias se quedaron sin comida por la falta de dinero durante la pandemia en 2020, según el Banco Mundial y PNUD

De acuerdo con El Economista, en el pico de la pandemia, alrededor de 3 mil 600 millones de personas permanecieron en confinamiento obligatorio.

Esto transformó la vida de formas profundas e invitó a pensar en oportunidades para una recuperación más humana y sostenible. Al menos, la crisis de covid-19 puede brindar lecciones sobre la vulnerabilidad de nuestras sociedades ante choques globales de alto impacto.

Los epidemiólogos han advertido que fragmentación y destrucción de hábitats silvestres, las grandes densidades urbanas y los grandes flujos de personas son factores que aumentan el riesgo de posibles pandemias

Las infecciones por covid-19 y los peligros climáticos como las olas de calor, los incendios forestales y la mala calidad del aire se combinan para amenazar la salud humana, lo que pone a poblaciones vulnerables en riesgo especial.

Covid también es un recordatorio de que la mejor manera de superar las crisis globales es mediante la acción internacional coordinada basada en la mejor ciencia disponible. Sin embargo, la acción internacional climática parece extremadamente lenta.

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México debe estudiar los sectores para invertir en el cambio climático

El resultado de la COP26 en Glasgow fue ratificar que el mundo no está logrando limitar el calentamiento global a 1.5 ° C, compromiso plasmado en el Acuerdo de París.

No todo son malas noticias. Los países comprometidos con metas de emisiones netas cero suman ya cerca del 63% de las emisiones globales cubiertas por tales objetivos. Las medidas y recursos de recuperación sostenible han aumentado significativamente, aunque siguen siendo el 21% del gasto de recuperación de Covid-19.

Sin embargo, la transición a una economía baja en carbono puede ser un desafío mayúsculo para empresas, países y sociedades en la práctica, especialmente para aquellos que llegan más tarde al proceso. Además, el 79% del financiamiento para la recuperación no considera las dimensiones ambientales o, revierte su progreso.

¿Cómo se debe invertir para combatir el calentamiento global? Estos recursos se concentran en el trasporte, energía y la contaminación del aire, lo que significa que se están perdiendo oportunidades en otros sectores, como la agricultura y la silvicultura. Otras dimensiones como la biodiversidad, el agua, e incluso la adaptación al cambio climático, no representan gran porcentaje de estos esfuerzos.

Para países como México, esto debiera ser crucial. La agricultura mexicana es altamente vulnerable al cambio climático y es una oportunidad para integrar las agendas ambiental, climática y social del país. Por ejemplo, los agricultores se beneficiarían de mejores tecnologías, como sistemas de riego, en su capacidad de adaptación al cambio climático, con impacto en la eficiencia productiva para satisfacer a los mercados.

Los objetivos climáticos deben reflejarse urgentemente en la política a corto plazo, alineada con Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC) mucho más ambiciosas hacia el 2030 y en la agenda social. Es imperativo invertir más en habilidades e innovación, en particular para compensar la pérdida de empleos en otras industrias.

Las exigencias hacia un desarrollo bajo en emisiones seguirán más allá de Glasgow. Las respuestas se hacen tangibles conforme tocan terreno. Los países deben superar la retórica y pasar a la acción específica y México no es la excepción.
 

Por: María Elena Martínez Murillo C. @mariaemmc. Consultora en desarrollo sostenible, Strategink. Maestra en Economía para el Desarrollo y Exbecaria Fulbright-García Robles.