Cáncer de mama

Mujer vence dos veces el cáncer de mama; esta es su historia

En 10 años, Mary Ruiz enfrentó al mal por partida doble. La última vez, en enero, en plena pandemia

Mujer vence dos veces el cáncer de mama; esta es su historia
DETECCIÓN. Mary recomienda a las mujeres realizarse chequeos de manera periódica. Foto: Yadin Xolalpa Foto: Foto: Yadin Xolalpa

Mary Ruiz enfrentó dos veces el cáncer de mama -primera causa de muerte por esta enfermedad entre mujeres- y en ambas lo venció, una de ellas durante la peor pandemia de la historia moderna.

El lunes 7 de diciembre de 2020 salió temprano de casa para acudir a una cita médica, en la que valorarían los estudios que se hizo, después de que descubrió "una bolita en su cuerpo". Pensó que se había lastimado. 

Horas después, cuando regresó a su hogar, la forma en la que abrió la puerta no fue la de costumbre. La manera en la que subió las escaleras fue más acelerada de lo normal. Al final, corrió a su recámara.

Dos de sus hijos se acercaron a ella y la encontraron llorando. “¿Qué pasa?”, le preguntaron. Con la voz entrecortada y lágrimas corriendo por sus mejillas, se tocó el seno derecho: "otra vez", dijo.

Aquel mal contra el que había luchado en 2010 y al que venció, estaba de regreso en su vida.

“Ante el doctor fui fuerte, pero saliendo del consultorio me doblé porque dije: 'no voy a tener las fuerzas que tuve hace 10 años; me doblé, sobre todo pensé en mis hijos, en mi nieto, pero ahora sí que, a pesar de lo que me dijo el médico, decidí en ese momento que yo tenía que ser feliz, no importaba el tiempo, le pedí a dios que me diera la fuerza para seguir adelante y la sabiduría para conducirme”, rememoró.

En 2019, por cada 100 mil mujeres de 20 años o más, se reportaron 35 mil 24 casos nuevos de cáncer de mama, según el Inegi.

Enemigo familiar

En el caso de Mary, de 58 años, los antecedentes familiares conjugaban un panorama complejo: su madre y una de sus hermanas fallecieron a causa de este mal, mientras que su padre también perdió la vida por este padecimiento, pero en la piel; otra de sus hermanas venció al cáncer de mama, pero después el de ovario causó su muerte.

Después de otros estudios y la opinión de especialistas, la opción para Mary fue la intervención quirúrgica, como la primera vez. 

Fue justo en el pico más alto de la emergencia sanitaria, a finales de diciembre, cuando estaba por ingresar al quirófano. Un requisito esencial era llevar una prueba negativa a COVID-19, sin embargo, un resultado positivo encendió las alarmas y evitó que ese día fuera intervenida. No tenía síntomas, nadie de su familia mostraba alguna señal de la presencia del SARS-COV2.

De acuerdo con los criterios para las poblaciones en situación de vulnerabilidad, que definió el gobierno de México, se ha identificado que los pacientes con cáncer son más susceptibles a la infección por su estado inmunosupresor sistémico causado por la malignidad y los tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia o la cirugía. Por lo tanto, estos pacientes pueden tener un mayor riesgo de infectarse por COVID-19 y tener un peor pronóstico.

Incluso, fue la emergencia sanitaria la que provocó que postergara sus estudios, previo a la operación.

“Era mucho miedo, por eso retrasé mis estudios, por el miedo a la pandemia”, dijo.

Buscó otro laboratorio para realizarse la prueba. Esa noche durmió aislada en su recámara. A la mañana siguiente, el resultado confirmaba su hipótesis: no estaba contagiada.

Le practicaron la segunda mastectomía. Pasaron algunas semanas para saber qué seguía: seis quimioterapias, una cada 28 días, aproximadamente.

Llegó la primera dosis del tratamiento, el 26 de enero de 2021. El temor la acechaba.

“Iba con mucho miedo, sentí un ardor en mi vena, dolor. Iba con mucho miedo que hasta se me subió la presión, pero tenía esa confianza de que iba a salir adelante, que tenía que seguir con ese tratamiento, porque solamente así podía salir adelante y con la fe que tengo”, contó.

Un proceso complicado

Poco a poco su cuerpo fue mostrando los efectos secundarios de la quimioterapia. Su cabello se hizo muy delgado y comenzó a caerse. 

Llegó el momento de afrontar la realidad: se rapó. Su hijo mayor, a quien ella y su esposo consideran como el más paciente y cuidadoso para este tipo de acciones, fue el que pasó el rastrillo por su cabeza.

“Fue una cierta liberación al miedo de quedarme poco a poco sin cabello, preferí raparme así, totalmente, a que se me siguiera cayendo poco a poco. Fue liberarme en ese sentido, pero lo traía guardado de que no me podía ver la gente. 

“Lo tomé con optimismo, porque luego yo a veces me hacía mis mismas bromas. Lo estuve tomando con optimismo todo el tiempo”, explicó.

Una a una, fue recibiendo las dosis, la fuerza no era la misma, las tardes en la cama eran más prolongadas. Las preguntas a sí misma eran constantes.

No obstante, en este proceso, los sueños con su familiares, que había perdido la batalla contra este mal, se hicieron presentes.

“Casi todo el tiempo eran mis hermanas fallecidas, con mi mamá y mi papá, pero siempre en el sueño me ayudaban: me llevaban al doctor, me apoyaban, pero yo al despertar me hacía muchas preguntas, si era realidad o un sueño nada más, porque a lo mejor ya me tenía que ir. Pero en los últimos sueños, mi papá me acompañaba al doctor y que todo estaba bien, siempre era como un mensaje de que me acompañaban en mi proceso”, recordó.

Entre 2010 y 2020 han sido registradas en México 69 mil 824 defunciones de mujeres por tumor maligno de mama, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Incluso, el año pasado fue el que tuvo el registro más alto en la última década: 7 mil 821, es decir, un deceso cada 67 minutos.

Siempre en compañía de su esposo, Mary completó el proceso de las seis dosis y tocaba esperar un par de meses para realizar un nuevo estudio que indicaría si el cáncer había desaparecido de su cuerpo o no. El 10 de agosto de 2021, con una cita al mediodía, recibió la noticia.

“Sentí una emoción muy grande, un regalo de la vida, una oportunidad más, un regalo”, dijo.

Así como había ocurrido una década antes, sus fortalezas para seguir adelante fueron su fe en dios y el apoyo de su familia.
Tras lo vivido, hizo una recomendación a todas esas mujeres que pasan por una situación similar.

“No dejen su chequeo, tengan fe en algo, una confianza en dios y el apoyo de la familia es mucho para poder sanar, porque es un sostén para llevar todo. No se sientan mal ni relegadas de la sociedad por si hubo que extirpar una mama o las dos, que una siempre va a ser mujer, y que por una mama no dejas de serlo”, recalcó. 

Factor biológico 

La responsable del programa de Cáncer de la Mujer de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, Carmen Canchola, explicó que entre los factores de riesgo se encuentran los biológicos.

“El envejecimiento es una de las primeras causas, se nos dice que a mayor edad, mayor riesgo de padecer cáncer de mama. Otro de los riesgos muy importante es la historia familiar o personal del cáncer de mama de familiares de primera línea: entre madres, tías o abuelos, alguien que haya tenido cáncer de mama es un factor de riesgo para poder adquirirlo”, explicó en entrevista con El Heraldo de México.

También se encuentran el tratamiento con radioterapia en tórax, así como una paciente nuligesta (nunca se ha embarazado) o que haya tenido su primer embarazo a término después de los 30 años de edad.

Canchola enlistó los signos y síntomas del cáncer de mama, para alertar a las mujeres:

Un bulto o engrosamiento en la mama que se siente diferente del tejido que la rodea; cambio de tamaño, forma o aspecto de una mama; cambios en la piel que se encuentra sobre la mama, como formación de hoyuelos; la inversión reciente del pezón, escamación, desprendimiento de la piel, formación de costras y pelado del área pigmentada de la piel que rodea el pezón (areola) o la piel de la mama.

También el enrojecimiento o pequeños orificios en la piel que se encuentra sobre tu mama, como la piel de una naranja.

La responsable del programa de Cáncer de la Mujer de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, también explicó las medidas de detección temprana: 

Se recomienda que todas las mujeres mayores de 25 años exploren sus mamas después de menstruar, tratando de encontrar algún nódulo. Ante la presencia de uno, se debe acudir a evaluación médica.

Realización de mastografía bianual en mujeres mayores de 40 años.

En caso de las mujeres menores de 40 años con antecedente de algún familiar de primer grado con cáncer mamario, también realizarla.

Por último, la especialista explicó las formas que se recomiendan para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

Practicar la lactancia materna por más de 12 meses y consultar al médico sobre el uso de anticonceptivos orales. Llevar una dieta rica en frutas y vegetales por su alto contenido de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes. Reducir al mínimo el consumo de grasas, azúcar y alcohol. Mantener un peso adecuado. Realizar actividad física al menos 30 minutos al día.

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