Está harta, simplemente harta. Cretora Biggerstaff, una mujer de 106 años, se quejó amargamente de que los agentes de seguridad de los aeropuertos no creen la edad que tiene y la hacen pasar por estrictos controles.
En una reciente entrevista para una cadena de televisión local, Biggerstaff señala que hace solo dos viajes al año junto a su hija, desde su natal Houston, Texas, a Gainesville, Florida, pero ambos suelen ser un martirio.
Uno de los principales problemas es que los agentes no creen que Biggerstaff tenga la edad que dice, sobre todo porque camina sin ayuda, está alerta en todo momento y tiene una energía envidiable.
“Me gustaría convencer a las aerolíneas que no soy una vieja estúpida que no sabe si va o viene. Creen que alguien de mi edad debería estar en una silla de ruedas y babeando. Siempre me preguntan: ‘¿cómo te sientes?’ ¿Cómo se supone que debería sentirme? Pues me siento bien, no sé cómo creen que se siente tener 106 años”, señaló la vivaz abuelita.
Pelea por más consideración para los supercentenarios
Es un hecho que la gente vive cada vez más tiempo. La esperanza de vida en México llega casi a los 80 años, y en Japón hay comunidades enteras que superan los 100 años. Por eso, Biggerstaff ha escrito cartas a los directivos de grandes aerolíneas, como Delta o American Airlines, e incluso al Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos, para pedir que ajusten sus sistemas para edades superiores al centenario.
“Me encantaría que las computadoras pudieran tener un límite superior a los 120 años. La gente vive más, así que no deberían padecer todo ese estrés cada vez que viajan”, señaló Arline Thienel, amiga de Biggerstaff, al canal FOX 26 de Houston.