El fentanilo es el opioide más letal en los Estados Unidos. Desde 1999, las sobredosis de narcóticos han acabado con la vida de más de un millón de estadounidenses y la tasa ha aumentado significativamente a partir de 2012, cuando irrumpieron en el mercado negro los opiáceos sintéticos provenientes de China. Pero México no ha estado al margen de las muertes por fentanilo, sus propias ciudades en la frontera se han vuelto experimentos humanos para los cárteles de la droga.
Durante la administración de Barack Obama se dedicó una importante atención diplomática para que China endureciera sus regulaciones con este tipo de estupefaciente, pero el gobierno de Trump fue el que declaró la emergencia de salud pública por su consumo, ya que ese año se superaron las 70 mil defunciones por sobredosis.
Pero la tragedia estadounidense ha puesto presión a México para que frene la producción y distribución del fentanilo que no sólo enriquece a los criminales, sino también expande la adicción y la muerte por sus propias fronteras.
Para el 2022, el número de fallecimientos en Estados Unidos llegaba a más de 107 mil. Mientras, el gobierno de México apenas hacía conciencia con campañas dirigidas a los jóvenes y sólo reconocía 43 decesos en dos años, según los datos de la Secretaría de Salud.
No obstante, las cifras se disparan cuando se cruza la información de medios internacionales con lo que sucede, tan sólo en la ciudad de Tijuana: 818 defunciones por fentanilo en 2022, tan sólo 158 en enero de 2023, un promedio de 60 llamadas al mes por sobredosis, según datos de la Cruz Roja mexicana y testimonios de traficantes que reconocieron haber cruzado por esta ciudad más de medio millón de pastillas de esta sustancia en 2018.
El secretario de Estado Antony Blinken dijo al senado estadounidense, en marzo de este año, que la crisis del fentanilo "comienza y termina en China". Al principio, los suministros y precursores químicos para su elaboración se compraban directamente a este país a través de la dark web.
Pocas barreras de entrada y altos rendimientos económicos. Además de los factores que favorecen su mercado: es barata, accesible y es fácil alterar las sustancias de su composición para eludir las sustancias vigiladas.
El director de Global Financial Integrity, Channing Mavrellis, ha explicado al respecto que cuando el fentanilo comenzó a aparecer en las drogas de la calle, casi todo provenía de China y llegaba a los Estados Unidos por "correo postal". Esto era porque tenían poco producto y escasas formas de aprovicionamiento. Sin embargo, cuando Estados Unidos fortalece sus controles y al mismo tiempo crece la demanda, México entra a la escena y se convierte en una puerta abierta para su producción con los precursores químicos originados en China.
El contexto se vuelve muy propicio para el crimen organizado. Por una parte, la tensa relación entre Estados Unidos y China por el espionaje, el tema de Taiwán y la guerra en Ucrania, ha hecho que China tenga poca disposición para coordinarse con Washington en políticas efectivas antinarcóticas. Desde agosto de 2022, China anunció oficialmente que suspendía toda cooperación con Estados Unidos sobre este asunto.
Por otro lado, las redes de corrupción en México y su tolerancia gubernamental a los cárteles de la droga favorecen la fabricación final del fentanilo y su suministro ilegal hacia los Estados Unidos.
El Centro Internacional Woodrow Wilson trazó el flujo de fentanilo que se da en México una vez que los precursores químicos de China llegan a las costas del Pacífico. En el estudio de 2022 se señala que las principales ciudades para su realización son Culiacán, Guadalajara y Ciudad de México. Sin embargo, ignora la península de Yucatán.
La ruta del fentanilo en el Caribe mexicano es la más segura de toda la república. Tiene todas las condiciones geográficas, de infraestructura y de seguridad para producir y distribuir este opioide.
La averiguación se dio a conocer por instancias especializadas sobre narcotráfico, entre éstas, por el Servicio de Investigación del Congreso de los Estados Unidos, que en documentos confidenciales señaló a tres gobernadores mexicanos de la región de Yucatán de estar relacionados con el tráfico.
Un reciente hackeo a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) conocido como Guacamaya Leaks reveló también la presencia de varias asociaciones delictivas con operaciones de fentanilo en Yucatán, el principal, el Cártel de Sinaloa que ha pretendido operar con menos violencia por la protección gubernamental.
La información puso focos rojos para el Departamento de Estado, por lo que Blinken explicó al senado que muchos de los de precursores químicos lícitos son desviados ilegalmente para la producción del fentanilo a laboratorios clandestinos en regiones protegidas de México y luego enviados a Estados Unidos.
Uno de los compromisos de Estados Unidos con China era que tomara medidas para controlar el desvío ilícito de precursores, pero la respuesta de China fue la misma que la de México, que se trataba de un problema de demanda en Estados Unidos.
Esta poca voluntad de México y China favorece la alianza de las organizaciones criminales que se adaptan con extrema facilidad a los retos de seguridad, pero también favorecen un futuro aterrador sin fronteras. Lo que ha empujado a Estados Unidos a crear una coalición internacional para frenar la elaboración ilegal de fentanilo y opioides sintéticos y hacer de este problema un desafío global, en la que México tendrá que dar un fuerte apoyo para salvar sus propias vidas.
MMV