Hay un nombre que revela quién fue el primer médico conocido en la historia de la humanidad, y sí, seguramente conoces a los más ilustres como Alexander Fleming, Sigmund Freud, Gregorio Marañón o Santiago Ramón y Cajal, pero para conocer al “padre de la rama” tenemos que viajar mucho más lejos en el tiempo. Todo inicia con la respuesta que marcó un hito en nuestra evolución, cuando le cuestionaron a la célebre antropóloga estadounidense, Margaret Mead, cuál era —a su juicio— el primer signo de civilización de la Humanidad. Cualquiera hubiese esperado que respondiese enalteciendo las herramientas como: una piedra de moler, una olla de barro o, quizás, un anzuelo.
Sin embargo, ella explicó que en el reino animal si hay fracturas de una pierna, inmediatamente el espécimen es dado por muerto. Esto se debe a que los ejemplares no pueden conseguir ni comida ni agua y, además, tampoco pueden escapar de los depredadores, por esta razón es que no se encuentran fracturas de fémur soldadas en ningún animal de la vida silvestre.
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"La excepción son los seres humanos", asegura la antropóloga
Desde la Prehistoria se estima que los antepasados sufrieron este tipo de lesiones que sí acabaron soldando. Así que de forma indirecta hubo "alguien" que cuidó al "enfermo", inmovilizó su fractura, le proporciono las necesidades básicas como agua y comida hasta que la persona en cuestión pudo caminar por su propio pie. A esto es a lo que llamamos "los primeros médicos anónimos" de la historia de la humanidad.
¿Quién fue el padre de la medicina?
Como nos retratan los libros de historia, en el siglo V antes de Cristo, vivió Hipócrates, quien es considerado como el padre de la medicina y el creador del juramento que lleva su nombre. Este médico griego rechazó por vez primera en la Historia de la Medicina la superstición, la magia y el poder de los dioses como el origen de las enfermedades. Defendió su postura en la que explicaba que había que buscar una hipótesis física y racional de las mismas. Sin embargo, casi dos siglos antes vivió un médico hindú "Súsruta" que escribió el Sushruta Samhita, un libro en el que a lo largo de sus 184 capítulos, aparecen detalladas más de mil enfermedades y setecientas plantas medicinales. Este médico fue cirujano y fundó el Ayurveda, la Ciencia del correcto vivir o Conocimiento de la vida, es cono este nombre que se le conoce la medicina tradicional de la India.
Aún así, los egipcios también sentaron las bases de la rama médica
Con todo y los dos siglos que ya retrocedimos, debemos de tomar en cuenta más atrás el alumbramiento del papiro de Ebers, uno de los más antiguos tratados médicos conocidos. Este fue redactado durante el reinado de Amenhotep I, de la dinastía XVIII, hacia el 1500 a. C. Supuestamente contiene un pacto "del corazón" en el que se destaca la preponderancia de este órgano dentro de la medicina egipcia. Allí mismo se describen trastornos mentales, se dan recomendaciones sobre métodos anticonceptivos y se incluyen recetas mágicas para hacer frente a determinadas enfermedades. Así, por ejemplo, se señala que la leche de una madre recién parida puede curar quemaduras.
Pero hay algo más antiguo todavía, el papiro de Smith que data del 1600 a. C., y se cree que es una copia de un papiro más arcaico que podría haber correspondido al “Libro Secreto del Médico” cuya autoría se ha imputado a Imhotep, un erudito egipcio polímata, sabio, inventor, médico, matemático, astrónomo y el primer ingeniero además de arquitecto conocido en la historia.??
Imhotep nació a orillas del Nilo
El Sumo sacerdote de Heliópolis, fue médico, ingeniero, arquitecto y astrónomo. Fungió como un sabio en el más literal sentido de la palabra. Sus conocimientos del cuerpo humano y de las enfermedades fueron tan aplaudidos que, tras su muerte, fue elevado al rango de dios de la medicina y de la sabiduría. De hecho, se le suele representar sentado —al igual que los escribas— y con un papiro desplegado sobre sus rodillas. Se considera que este hombre es el más antiguo de los médicos egipcios, al menos conocido. Él vivió y trabajó durante la III dinastía del viejo reino –2650 a. C.— y fue arquitecto principal del faraón Zoser, para el que construyó la célebre pirámide escalonada de Saqqarah. Aún así y a pesar de los años... él ya no es el primer médico reconocido en el mundo antiguo, una civilización aún más de antaño trajo a la superficie moderna el nombre de aquel pensador.
El primer médico fue mesopotámico
En las entrañas del museo parisino Louvre se conserva un sello mesopotámico de Ur-Lugal-edin, un galeno que vivió en el tercer milenio antes de Cristo y que —hasta el momento— ostenta el título del médico más antiguo de nombre conocido. En el sello se puede observar su emblema personal, que son dos cuchillos rodeados de plantas medicinales. Es gracias a estas tablillas cuneiformes sumerias que sabemos que los médicos mesopotámicos se afeitaban la cabeza y que había tres tipos de “especialistas” con funciones perfectamente definidas: baru, asipu y asu.
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Los brau
- Se encargaban exclusivamente de realizar el diagnóstico.
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Los asipu
- Eran equivalentes a lo que hoy en día llamamos magos o curanderos, ya que se encargaban de recitar plegarias y cánticos para ahuyentar a los demonios.
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Los asu
- Que eran los médicos que utilizaban plantas medicinales para curar las enfermedades. Muy posiblemente Ur-Lugal-edin pertenecía a esta última categoría, a la de los asu.
Es así que cuando un mesopotámico se enfermaba, lo primero que realizaba el médico era identificar "qué demonio" le había causado el malestar. Recurría a técnicas adivinatorias como era el vuelo de las aves, la posición de los astros o el dibujo que realizaba una gota de aceite en un recipiente con agua. En algunos casos se llegaba a sacrificar a un animal para analizar su hígado, una técnica que se conocía como "hepatoscopia", debido a que se pensaba que era en este órgano en donde residía el alma. De hecho, para referirse a la enfermedad los mesopotámicos empleaban la palabra "shertu", que además significaba pecado, impureza moral y castigo divino, lo cual pone de manifiesto la estrecha relación que existía entre la dolencia y el pecado.
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