El Parlamento de Uganda estableció como marco jurídico de la norma: cadena perpetua para quien cometa un “delito de homosexualidad” y hasta 20 años de cárcel por promover la homosexualidad, lo que pone en la mira a activistas que protejan los derechos de las minorías sexuales, periodistas y trabajadores humanitarios.
Atentar contra los Derechos Humanos
Ante este escenario, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), Volker Türk, expresó lo devastadora que supone esta aprobación y puso sobre la mesa la desgarrante posibilidad de que este suceso conlleve a un punto de partida para la violación sistemática de los Derechos Humanos de las minorías sexuales.
A su vez, Adrian Jjuuko, director ejecutivo de Human Rights Awareness and Promotion Uganda, hizo énfasis en que el consentimiento de esta norma contra la homosexualidad, es estrechamente contraria a la Constitución de Uganda, la cual exige y se rige por el derecho a la dignidad y a la libertad.
África en contra de la libre preferencia sexual
Sin embargo, lo que resulta aún más desgarrador en pleno siglo XXI, en donde la inclusión y diversidad forman parte de todas y cada una de las agendas públicas y privadas, es que la República de Uganda no va sola por este camino.
Únicamente en África, más de 30 países penalizan la homosexualidad con mayor o menor dureza. Y en países como Nigeria y Somalia, en donde los tribunales se rigen mediante la ley islámica o la ley sharia, las condenas de muerte se pronuncian con frecuencia.
De acuerdo con la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (ILGA), actualmente más de 11 países castigan las relaciones homosexuales con la muerte, entre los que se encuentran Arabia Saudí, Irán, Yemen, Sudán, Mauritania, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Pakistán, Afganistán y los países africanos mencionados.
Asimismo, de los 193 países que forman parte de Naciones Unidas, 68 consideran ilegales las relaciones entre personas del mismo sexo, lo que denota que en uno de cada tres países del globo, la legislación tiene tintes homofóbicos y de exclusión social.
Leyes contra la identidad
Amnistía Internacional hace hincapié en que los países que persiguen o impiden acceso a información objetiva sobre diversidad afectivo sexual, y aquellos que permiten que líderes religiosos, autoridades políticas o medios de comunicación lancen discursos de odio, llevan a cabo una violación grave y directa de los derechos sexuales y reproductivos, así como de la libertad de expresión de todas aquellas personas que pertenezcan al colectivo.
Resulta sencillo identificar que la promulgación de leyes que atentan hacia los Derechos Humanos de las minorías sexuales se encuentran principalmente en países del continente asiático y africano, en donde la gobernanza se caracteriza por una incapacidad de desvincular lo religioso y cultural, con lo legal y humano.
Una luz de esperanza
No obstante, pese a que en la región permea una homofobia sistematizada que parece no atenuarse, el mundo alcanza progresos esperanzadores. Al día de hoy, más de 30 países reconocen el matrimonio entre personas del mismo sexo o han regulado las uniones civiles, más de 70 naciones tienen leyes que protegen a los homosexuales y lesbianas de ser discriminados en el trabajo, más de 40 naciones cuentan con normas que castigan la incitación a la discriminación, odio o violencia por causa de orientación sexual, y casi 35 países permiten la adopción para parejas del mismo sexo.
Por su parte, en Uganda, la nueva legislación dista de acercarse a una gobernanza plena y, en su defecto, atenta contra los Derechos Humanos y permite reconocer que las actitudes excluyentes hacia las minorías sexuales son respuesta a una homofobia de Estado.
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