Durante el paso de los ruidosos aviones de la Armada enviada por el presidente ruso Vladimir Putin a Ucrania en febrero del año pasado, Iryna Verbivska recordó que en esos momentos tomó a su abuela Reta de 83 años de edad y a su pitbull llamado Nigel para esconderse dentro de un búnker subterráneo por el temor de ser alcanzadas por la explosión de algún proyectil que lanzara la avanzada militar de Rusia.
Tras su primer encuentro con la inminente guerra en su país, Iryna escapó a Moldavia mientras viajaba escondida en un convoy de tanques mientras esperaba tensa que llegaran los misiles rusos y destruyeran todo a su paso, incluyendo su vida, relató la sobreviviente del conflicto bélico entre los gobiernos rusos y ucranianos citada por el New York Post.
A sus 37 años de edad, Iryna Verbivska era una empresaria de Cherkasy, Ucrania. Tras huir de su país, en abril del año pasado -dos meses después de la llegada de los soldados rusos a Ucrania- llegó a Alemania donde se dio cuenta que la guerra que se desarrolla en su nación es vista totalmente diferente por los medios europeos, dan una versión “más light” de lo que en verdad acontece, indicó.
“La gente sabía que estaba ocurriendo una guerra, pero no mostraban lo terrible que es”: Iryna Verbivska.
Ante esa situación, la mujer de 37 años decidió que regresaría a Ucrania por lo menos los fines de semana para documentar lo que en realidad sucedía con los ataques rusos que incluyen fuerzas especiales de asalto como los mercenarios del Grupo Wagner comandados por “El Chef de Putin”. Entonces comenzó a grabar las terroríficas imágenes junto con su compañero de viaje el periodista Igor Zakharenko.
Es demasiado el horror en Ucrania
Una vez que consiguieron grabar las atrocidades de la guerra en Ucrania, ambos llevaron lo documentado a los medios de comunicación alemanes, pero eran tan alarmantes las escenas, que la prensa decidió no publicarlas, mencionó la sobreviviente ucraniana quien recordó la manera como quedaban los cadáveres tirados en el suelo.
Verbivska contó que había filas de muertos tirados con el rostro hundido como si fueran unas calabazas podridas. Los cadáveres quedaban carbonizados sobre el pavimento, sus cuerpos estaban tan ennegrecidos y sus brazos tan retorcidos como si fueran alitas de pollo quemadas, algunos de ellos todavía con vida intentaban escapar del interior de sus automóviles.
En los edificios derrumbados por los bombardeos quedaban los ladrillos tirados, algunos con manchas de sangre que cubrían juguetes como animales de peluche “Quiero que la gente vea el lado real de la guerra”, dijo el exagente de viajes y traductora profesional.
“Vi gente sin cabeza, torturada hasta la muerte. Solo civiles, no soldados. Cabezas aplastadas. Cuerpos amontonados , personas quemadas… esas fotos importan”: Iryna Verbivska.
Verbivska era propietaria de su propia agencia de viaje con oficinas en tres ciudades y dirigía una oficina de traducciones con 44 empleados a su cargo, indicó.
Además tenía con su familia un resort en Crimea, un lugar de vacaciones que ofrecía a los turistas la oportunidad de bucear y participar en excursiones locales; sin embargo, todo eso terminó con la llegada de la milicia rusa que continúa en Ucrania tratando de conquistarla a como dé lugar.
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RMG