José Adán Salazar Umaña llevó su liderazgo como presidente de la Primera División del Futbol de El Salvador hacia la vida criminal de las organizaciones del narcotráfico para crear el Cártel de Texis, grupo que controla la Ruta Norteña por donde transporta grandes cantidades de cocaína desde Honduras hacia Guatemala.
Durante la década de 1980, el Cártel de Texis comenzó a operar a través de la montañosa región noroeste que conecta El Salvador con Honduras de acuerdo con el grupo especializado en el crimen organizado, Insight crime; sin embargo, las autoridades salvadoreñas comenzaron a investigar al grupo criminal desde el año 2000.
Un año después, la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus iniciales en inglés) incluyó en su lista de las personas más buscadas a José Adán Salazar, quien fue identificado con el alias de “Chepe Diablo”, como un presunto narco y lavador de dinero que hacía a través de múltiples empresas de las que es dueño.
José Adán Salazar Umaña como empresario
Entre 2007 y 2011, Salazar Umaña fungió como el presidente de la escuadra salvadoreña Metapán de la primera división de futbol. Su paso por el equipo fue exitoso al lograr consagrarlo como campeón en seis de las 10 ocasiones que ganó la liga salvadoreña, lo que lo convirtió en la revelación de la década.
Tras conseguir dicha hazaña, el exitoso empresario asumió el mando de la Primera División de la liga salvadoreña hasta que en 2013 dejó el cargo, luego de una áspera administración donde declaró en alguna ocasión que: "El sistema del fútbol es malo. Todos somos malos", según información de la BBC, lo que lo llevó a tener una mala relación con los medios de comunicación.
A finales de la década de 1980, “Chepe Diablo” comenzó oficialmente en el mundo de los negocios a comprar y vender la moneda guatemalteca quetzal en la frontera de El Salvador con Guatemala. Para la década de 1990, ya había fundado la empresa Inversiones Salazar junto con su esposa Sara Paz Martínez Bojórquez.
A la par, el dominio empresaria de José Adán Salazar se extendió a la compra de Hoteles San José para construir un hotel en Metapán, y posteriormente crear Desarrollos Montecristo en el año 2000, también del sector, Servicios Turísticos en 2004 y Agroindustrias Gumarsal para comercializar granos básicos.
Con sus empresas, José Adán Salazar logro acumular una fortuna, pero desde 2001, su nombre fue vinculado con fuerza con el Cártel de Texis, organización social en donde estarían involucrados jueces, policías y políticos entre los que se encuentra con el ex vicepresidente de El Salvador, Óscar Ortiz.
En lugar de la violencia extreman, usan “la diplomacia”
Para 2014, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos nombró a “Chepe Diablo” en su lista de capos (kingpin list) de lavado de dinero; no obstante, lo removerían del listado tres años después, aunque las autoridades estadounidenses aseguró que regresarían para retomar medidas legales.
Justo esa evasión de la justicia, es un signo de su fortaleza más no de su inocencia, cita Insight crime, debido que se especula, cuenta con una gran protección oficial que va desde fiscales y congresistas hasta agentes de la policía y jueces; lo cual hace que los casos en su contra sean archivados de manera indefinida, destaca el medio citado.
Las autoridades aseguran que su imperio de negocios y su fachada legítima le dan flexibilidad para lavar dinero generado del narcotráfico. En ese mismo 2014, “Chepe Diablo” había sido acusado de evasión de impuestos en El Salvador, pero fue exonerado tras pagar altas multas en 2015.
No obstante, “Chepe Diablo” aún es sospechoso de delitos relacionados con el narco y lavado de dinero al usar sus empresas para lavar unos 215 millones de dólares.
El Cartel de Texis basa su poderío no en la violencia extrema, sino en el uso de sobornos y corrupción. Según informes, el propio “Chepe Diablo” alienta a los miembros de su cártel a utilizar a las fuerzas de seguridad para su protección, en lugar de llevar armas.
Pese a las indagatorias, aunque “Chepe Diablo” ha sido investigado por lavado de dinero, en El Salvador nunca ha sido perseguido por narcotráfico, al respecto declaró para el medio local El Faro en junio de 2012.
"No tengo nada que opinar con respecto a eso, porque las instituciones tienen que hacer bien su trabajo, incluyendo los investigadores. Lo que yo me pregunto es: '¿por qué no actúan? ¿por qué no estoy preso?'", dijo “Chepe Diablo” quien ahora es un hombre de 72 años de edad.
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RM