Una visita de rutina fue el punto final para la historia de Gladys y Nelson González. Ambos vivieron por más de 30 años en los Estados Unidos y su historia ha conmocionado a la comunidad latina ya que fueron deportados hacia su natal Colombia sin poder llevarse a sus tres hijas que formaron en suelo norteamericano.
Fue el pasado 18 de marzo cuando la pareja regresó a Colombia. Stephanie González, de 27 años, una de las tres hijas de la pareja, aseguró a CNN que sus padres se encuentran bien y que junto a sus hermanas Gabby (23) y Jessica (33) le han dado seguimiento al caso que vivieron sus padres ante el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
Todo comenzó el pasado 21 de febrero cuando Gladys, una ama de casa de 55 años y Nelson, un asistente de laboratorio de 59 acudieron a centro aduanal para revisar su situación migratoria con el objetivo de regularizarse. El final fue distinto a lo que soñaban, pues fueron esposados y llevados a una cárcel de migrantes en San Bernardino.

Foto: AP
La travesía de Nelson y Gladys por alcanzar la regulación en EU
El argumento que les dieron fue que su estancia en los Estados Unidos había terminado, pese a que cada año la pareja lograba extender el permiso que tenían. Fue la religión de ambos la que los ayudó a resistir el encierro ya que durante dos semanas las hijas no tuvieron comunicación con la pareja.
La pareja llegó a Estados Unidos en 1989 y tras su paso por San Diego y Tijuana su visa expiró. Incluso fue un juez quien les pidió que se autodeportaran ya que no existía una base legal para que permanecieran en los Estados Unidos, sin embargo, ellos realizaron todos los procesos para regularizarse, pero no tuvieron ningún exito.
El 13 de marzo, Nelson y Gladys conocieron el que fue su último paradero en Estados Unidos: el centro de detención de Luisiana, que se ha convertido en la principal lanzadera de las deportaciones de Trump, un presidente que ha seguido con su política de deportaciones sin importar estatus o nacionalidad.

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