Desde tiempos inmemorables, se ha declarado al perro como el mejor amigo del hombre, porque durante su existencia ha probado su infinita lealtad, fidelidad y hasta su capacidad de dar la vida por sus seres queridos.
“Vaguito” es prueba de ello, pues el peludo acostumbra a estar en la costa de Punta Negra (Lima, Perú), en espera de su dueño, quien según los lugareños que cuidan del can, se trataba de un pescador que falleció en el océano años.
Desde entonces, el perro acude todos los días a la playa y mira al mar.
Esta historia de amor en su máxima expresión se ha hecho viral después de que Jolie Mejía, una mujer que pasaba por allí, se lo encontrara y se preguntara por qué estaba solo.
Según la mujer, el can no parecía estar herido ni abandonado, de hecho llevaba un collar y parecía limpio. Pensando que aparecería alguien para recoger al perrito que, aparentemente es mestizo, Jolie estuvo acariciándolo y cuidándolo.
Finalmente, nadie apareció, hasta que un lugareño le contó la historia de Vaguito. No obstante, Jolie quedó tranquila, pues le afirmaron que el animal reside actualmente en casa de una mujer que vive cerca, pero sale diariamente únicamente a contemplar el mar con la esperanza de ver regresar a su amado dueño.
“El perro es el mejor amigo del hombre”: la historia detrás de esta frase
El hecho de que los perros se hayan convertido en los mejores amigos del humano, tiene una razón histórica, que supuestamente surgió en 1869 con la vivencia de Charles Burden, un granjero que amaba a su peludo como un integrante más de su familia, pero recibió varias amenazas de un hombre al que no le agradaban las mascotas.
Al ignorarlo, ocurrió lo que menos deseaba, un día al llegar a su casa, encontró a su fiel amigo sin vida después de haber recibido varios disparos por su vecino.
Con gran dolor en su alma, Charles denunció el caso, donde recibió burlas por acusar a un hombre por asesinar a su perro, lo que en ese momento no se consideraba un delito grave. Sin embargo, el abogado George Graham Vest, apoyó su caso, y gracias a sus palabras durante el juicio definitivo, se marcó un antes y un después para la defensa de los derechos de los animales con un gran discurso donde empleó la icónica frase.
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