El Papa Francisco asistió a la clausura del encuentro de religiones y culturas organizado por la Comunidad de San Egidio en el Coliseo Romano donde se llevó al interior de este una oración con representantes de la comunidades y líderes cristianos. En su mensaje habló de la oración que se ha convertido en un “grito”.
“Este año, nuestra oración se ha convertido en un grito, porque hoy la paz está gravemente violada, herida, pisoteada: y esto en Europa, es decir, en el continente que vivió las tragedias de las dos guerras mundiales del siglo pasado. Estamos en la tercera. Lamentablemente, desde entonces, las guerras no han dejado de ensangrentar y empobrecer la tierra, pero el momento que vivimos es particularmente dramático”.
Francisco afirmó que cada guerra siempre deja un mundo peor, siendo “un fracaso de la política y de la humanidad”. “Hoy, en efecto, está ocurriendo lo que se temía y lo que nunca quisimos escuchar: es decir, que el uso de armas atómicas, que culpablemente se siguió produciendo y probando después de Hiroshima y Nagasaki, si han continuado produciendo y experimentando, ahora vienen a amenazar abiertamente”.
Se refirió a la paz como un don que viene dado por Dios, pidiendo poner “la paz en el centro de la visión del futuro” utilizando “el arma del diálogo”. “Pero este don debe ser acogido y cultivado por nosotros, hombres y mujeres, especialmente por nosotros, los creyentes. No nos dejemos contagiar por la lógica perversa de la guerra; no caigamos en la trampa del odio al enemigo. Pongamos la paz en el centro de la visión del futuro, como objetivo central de nuestra acción personal, social y política, en todos los niveles. Desactivemos los conflictos con el arma del diálogo”.
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