“Podemos decir que nuestra vida es como un libro que vamos escribiendo cada día y, cuando nos detenemos a “releer” el camino que hemos recorrido (tanto los momentos de consolación como de desolación) descubrimos la acción de Dios, que obra discreta y silenciosamente en nuestra propia existencia.” Ante una Plaza de San Pedro donde se reunieron miles de fieles y peregrinos, el Papa Francisco pidió que se haga de un hábito “el ejercicio de lectura de la propia vida y también contar nuestra historia a otras personas” son elementos muy importantes para el discernimiento.
“Por un lado, nos ayudan a reconocer los mensajes tóxicos que nos hacen mal (como pensar que no valgo nada, que todo me sale mal o que nunca haré nada bueno) y, por otro lado, nos van afinando la mirada interior para poder percibir la presencia de Dios en nuestra vida”.
El Santo Padre mencionó a San Agustín que lo llamó como un gran buscador de la verdad, mencionando las confesiones que escribiera el santo al final de su vida. “Tú estabas dentro de mí, y yo fuera. Y ahí te buscaba. Deforme, me lanzaba sobre las bellas formas de tus criaturas. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo”, dijo.
El Papa Francisco invita a interiorizar para poder discernir, porque en cada uno está lo que importa y se necesita verdaderamente.
“Nuestra vida es el libro más precioso que se nos ha dado, un libro que lamentablemente muchos no leen, o lo hacen demasiado tarde, antes de morir. Y, sin embargo, es en ese mismo libro donde se encuentra lo que se busca inútilmente por otras vías”
El Papa Francisco pidió conocer el pasado de cada uno para no repetirlo, para “no ser circular y avanzar” en el caminar, invitando al final del día a realizar una reflexión sobre lo que vivió y sintió el corazón de cada persona.
“Preguntémonos, al final del día, por ejemplo: ¿qué ha pasado hoy en mi corazón? Algunos piensan que hacer este examen de conciencia es hacer un recuento de los pecados que has cometido. Hacemos muchos, ¿no? No, no: ¿qué pasó dentro de mí?, ¿tuve alegría?, ¿qué es lo que me ha traído alegría?, ¿me quedé triste?, ¿qué me trajo la tristeza? Y así aprender a discernir lo que sucede en nuestro interior.
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