Pete Broadhurts es un jubilado de 79 años de edad que desde hace tres años, vive en una constante pesadilla al no poder cerrar sus ojos debido a una cirugía estética fallida que lo ayudaría a poder desinflamar sus mejillas que se hinchan, esto por culpa de un procedimiento que le hicieron en su juventud para que le arreglaran uno de sus dientes.
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El calvario de Broadhurts comenzó en 1959, cuando le realizaron el arreglo de uno de sus dientes. Sin embargo, desde ese entonces, el hombre se enfrentó a vivir con el problema de tener sus mejillas hinchadas por consecuencia de su operación en los dientes, hasta que en 2018 un hospital privado le ofreció todo un paquete de cirugía que le garantizaría regresar a su apariencia normal.
Por 11 mil libras esterlinas (más de 300 mil pesos), personal de hospital le ofreció un estiramiento de cuello, una blefaroplastia debajo de los ojos y una rinoplastía que ayudaría a reducir la hinchazón de sus mejillas. Pete aceptó por lo que estuvo cerca de nueve horas en el quirófano en enero de 2019. Tras la operación fue dado de alta al día siguiente.
Lleva tres años sin poder cerrar los ojos
Tras salir del quirófano, Pete Broadhurts regresó a su hogar en el Reino Unido, se miró al espejo y vio su rostro tan hinchado que parecía que había recibido una paliza. “Fue horrible, y no podía cerrar los ojos”, aseguró el jubilado para Daily Mail.
“Estuve enfermo toda la noche y mientras dormía. El día después de la cirugía, deseé no haber ido nunca”, sostuvo el hombre quien de inmediato notificó las molestias y el dolor en los ojos a sus médicos, quienes en respuesta le aseguraron que el dolor era normal y que ya se le pasaría.
Pasaron algunos meses y Pete no podía cerrar sus ojos por completo, situación que le producía irritación en sus ojos al no poder dormir y tenerlos todo el día expuestos. Para mayo de 2010, uno de sus médicos le realizó una nueva cirugía correctiva ahora de forma gratuita donde le injertó piel para ayudar a que las mejillas se unieran a los párpados.
Pese a la segunda operación, Broadhurts siguió con problemas para cerrar sus ojos, especialmente con el izquierdo. Para poder dormir, el jubilado tapa sus ojos con cinta adhesiva y se aplica gotas durante ocho veces al día para evitar que se sequen.
La experiencia de Pete Broadhurts lo llevó a enviar una advertencia a las personas que buscan realizarse un cirugía estética: “Sea quien sea en quien confíes, incluso un cirujano de primer nivel, ten cuidado porque puede arruinar tu vida”.
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