PLAGAS

Desalojan "isla de ratas" en Alaska luego de cambiar por completo el ecosistema del lugar

Tras 11 años de labores, el archipiélago de las Aleutianas, en Alaska, quedó libre de la plaga de las ratas.

MUNDO

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Ya no son una plaga. Foto: Especial.

El terror de las personas se hizo realidad: miles de ratas invadieron en el borde occidental del archipiélago de las Aleutianas, en Alaska. Esta plaga causó problemas para la fauna y flora del lugar, por lo que científicos y expertos tuvieron que idear un plan para “desalojarlas”. 

Los roedores llegaron accidentalmente a través de naufragios de 1700 y tras la ocupación durante la Segunda Guerra Mundial, como se reproducen fácilmente, llegaron a un número gigantesco y dominaron el ecosistema de la isla, se convirtieron en depredadores directos de las especies nativas y desataron una serie de interrupciones de la cadena alimentaria.

Se alimentaban de huevos y crías de aves costeras, lo que produjo una reducción en la población de aves marinas reproductoras. Sin aves, los caracoles y lapas, los herbívoros intermareales de la isla prosperaron, reduciendo significativamente la abundancia de algas marinas.

En 2008, según informó el portal de noticias de la Universidad de California San Diego, a través de un esfuerzo coordinado, se logró sacar a los roedores y recuperar el ecosistema desde la tierra hasta la comunidad marina. Más de una década después, la isla Hawadax (nombre original del lugar) pudo volver a su estado natural y los resultados del trabajo fueron publicados en la revista Scientific Reports.

Para revertir los efectos de la alteración de la fauna nativa, la estrategia fue eliminar a las ratas, lo cual no fue sencillo. Aunque para el público en general puede sonar mucho 11 años, en realidad para que un ecosistema se recupere suele pasar muchas décadas más, así que los científicos consideran esta inclusión como un hecho sin precedentes.

“A veces es difícil decir que una acción de conservación tuvo algún tipo de impacto, pero en este caso particular tomamos una acción de conservación que fue costosa y difícil, y de hecho demostramos que funcionó. Pero no esperábamos que fuera tan rápido”,  Carolyn Kurle, bióloga y autora principal del estudio.

msb