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¿Covid-19 provocará el fin de BARES y ANTROS? Expertos tienen MALAS noticias

Las medidas de prevención contra la COVID-19 chocan directamente con la esencia de este tipo de establecimientos, que tienen dificultades para cumplirlas

MUNDO

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Bares no combinan con las reglas por COVID-19.FOTO: UnsplashCréditos: FOTO: Unsplash

Los bares y centros nocturnos, también conocidos como antros, han sido de los negocios más golpeados por la COVID-19. Las medidas de prevención para evitar la propagación del coronavirus han llevado a cerrar estos lugares por largos y duros meses, en donde la economía de muchos de ellos se ha desplomado.

Desafortunadamente, las malas noticias no cesan para el sector, pues un nuevo estudio encontró un hallazgo contundente: los bares y las reglas de seguridad por covid-19 no combinan.

De acuerdo con una investigación publicada en la revista Journal of Studies on Alcohol and Drugs, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos y los dueños de los establecimientos por adaptarse a las nuevas medidas de seguridad para poder abrir, la realidad es que ni personal ni clientes cumplen con las normas, especialmente cuando los asistentes se encuentran en estado de embriaguez. 

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Niamh Fitzgerald, profesor de la Universidad de Stirling en Escocia, y sus colegas, visitaron 29 bares para observar cómo funcionaban estas medidas de seguridad en la práctica, indica CNN.

Su objetivo era simplemente comprender los riesgos y ver cómo podían ser controlados en los bares y pubs, pero se encontraron con una realidad decepcionante. 

“Fue muy difícil para ellos eliminar por completo lo que llamamos ‘puntos de enganche’, por lo que había áreas estrechas en la mayoría de los lugares, ya sea en las entradas, en los pasillos o en los baños, donde era difícil para los clientes evitar acercarse”, dijo Fitzgerald.

También se dieron cuenta que los meseros  no usaban cubrebocas de manera constante, y algunos se bajaban las mascarillas para hablar con los clientes.

Riesgos se maximizan con el consumo de alcohol

Fue en la noche, cuando los consumidores bebían, el momento en que los riesgos se incrementaron.

Los investigadores señalan que el consumo de alcohol puede afectar la audición, la visión y el juicio de una persona, lo que dificulta físicamente el cumplimiento de las medidas de seguridad. También puede reducir las inhibiciones, lo que hace que las personas simplemente se preocupen menos por cumplir.

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“Dos mujeres de diferentes grupos chocaron fuera del baño y empezaron a gritar, abrazarse y saltar juntas. Luego fueron a los baños y entraron juntas en un cubículo, después se les observó lavándose las manos durante unos dos segundos cuando se fueron, a pesar de que había carteles por todas partes recomendando un lavado de manos de 20 segundos”, describieron los investigadores. 

En todos los casos menos en uno, el personal no pudo detener tal comportamiento. Lo peor fue que en su mayoría, ni siquiera lo intentaron.

Aunque el personal de este tipo de establecimientos está acostumbrado a tratar con personas ebrias, las intervenciones generalmente ocurren cuando los clientes se tornan violentos o desastrosos, no cuando se están divirtiendo entre ellos.  

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Fitzgerald cree que para mitigar los riesgos se debe comunicar claramente las expectativas y tratar de crear una atmósfera de “autocontrol” entre los clientes. Sin embargo, advierte que al ser los bares espacios completamente sociales, tratar de contrarrestar esto puede resultar en menos clientes. 

“¿Las tasas de transmisión son lo suficientemente bajas como para que podamos tolerar este nivel de riesgo y tener la confianza de que si hay alguna transmisión, podemos rastrearla y podemos lidiar con ella sin que se convierta en un problema mayor?”, cuestionó Fitzgerald.

“Supongo que los gobiernos tal vez necesiten pensar en qué apoyo hay disponible para esas instalaciones, para que no se sientan obligadas a abrir si realmente no creen que puedan operar de manera segura”, concluyó.

 

CRS