La mitología de países como Japón y China contempla la relación amorosa de pareja como algo realmente sagrado y en consonancia con la unión de las almas. Es por eso que según estas creencias, dos personas están destinadas a encontrarse.
Dos individuos están destinados a encontrarse en cuerpo y alma, y vivir un amor verdadero. La leyenda del hilo rojo se basa en el hecho de que los dioses amarran un cordón de este color en el meñique o en el tobillo de las personas, y sus vidas solitarias transcurren hasta que el destino las pone cara a cara.
¿Cómo saber si dos personas están unidas por el hilo rojo?
El vínculo entre dos individuos debe contemplar tres características, de lo contrario no serán almas gemelas, ni mucho menos personas con una verdadera unión sagrada en el tiempo.
El otro como un complemento
Este aspecto se asocia a la idea de que dos personas destinadas a estar juntas no tienen que ser iguales en su manera de ser, pensar y actuar. Más bien se complementan. En simples palabras: uno tiene lo que el otro no tiene y, por lo tanto, se apoyan y acompañan desde esos espacios.
Fluidez, naturalidad y conexión profunda
Este aspecto va de la mano con esa sensación de sentir que todo es natural y que nada es forzado. El hilo rojo que une dos personas se hace notar cuando la conexión se siente única, especial e inmediata.
A veces las palabras sobran en este tipo de uniones. La conexión se da en el plano físico, pero se siente mucho más a nivel espiritual. A veces no se puede explicar, solo se siente y se vive.
Tienen metas diferentes, pero persiguen un mismo propósito
Esto se relaciona con el vínculo que tienen dos personas que, si bien pueden tener metas distintas en su cotidianidad o a futuro, piensan en lograr un mismo objetivo. El propósito de cada uno es el mismo, por lo que se toma como un proyecto conjunto y respetado: en los tiempos, recursos y capacidades individuales. La relación se percibe como un viaje con el compañero hacia un logro mayor.
