La Inteligencia Emocional (IE) es la capacidad de reconocer y gestionar las emociones propias y de otros de manera efectiva, sin embargo, adquirir estas habilidades no es una tarea fácil, pero cuando se logra dominarla, se puede reducir el estrés y como respuesta hay una mejor comunicación con las demás personas, además de que aminora los conflictos de la vida cotidiana. Las personas con dominio de la Inteligencia Emocional, tienen un balance constante en sus acciones y saben que todo tiene su lado bueno o malo, por lo que se enfocan las cosas que pueden solucionar.
Esta competencia no solo ayuda en el entorno personal, también en el ámbito profesional donde muchas veces se requiere de este ingenio para negociar con superiores. Hoy se sabe que la IE puede trabajarse a través de diferentes técnicas y ejercicios, así se afirma en el libro Hidden Genius, publicado por Polina Marinova Pompliano, donde se detallan los hábitos y la mentalidad de algunas personalidades que han sido exitosas e influyentes poniendo en práctica la Inteligencia Emocional.
3 consejos de un agente del FBI para negociar con los demás
Fue ahí donde se rescató el relato de Chris Voss, un importante ex agente del FBI de Estados Unidos que trabajó 24 años como uno de los principales negociadores internacionales, quien aseguró que la mejor táctica para negociar según la Inteligencia Emocional es escuchar y leer a las personas con atención, pero además da tres consejos adicionales para lograr ser buenos negociadores.
1. Repetir afirmaciones como preguntas
Al respecto señala que se debe utilizar la técnica del reflejo, la cual es ideal para recabar información y crear un clima confiado, así se puede dar señal de buena voluntad. Esta consiste en repetir varias palabras clave de su última frase. Por ejemplo si la persona dice: “Me duele la cabeza por pasar mucho tiempo frente a la computadora”, y se podría responder “¿Te duele la cabeza?”, así, de esta forma, aseguró el ex agente del FBI que se conservará la sobriedad y el equilibrio emocional.
2. Hablar tranquilamente
Una voz suave, relajada y tranquila en tono, es la aliada para ayudar en cualquier situación. Este tono de voz desencadena una reacción neuroquímica que calma el cerebro de su interlocutor, generando una respuesta involuntaria de lucidez mental en ambas partes.
3. Etiquetar emociones de la otra persona
Sobre este aspecto, Chris Voss recomienda identificar las emociones del interlocutor y nombrarlas verbalmente. Como ejemplo recordó un caso de secuestro en el que él tuvo que ser el negociador, en aquel momento utilizó esta técnica.
Voss le dijo a uno de los secuestradores: "No ha sido culpa tuya, ¿verdad?" y "Te arrepientes de lo que ha pasado, ¿verdad?". Así, ambas preguntas insinuaban que el atracador simplemente se vio envuelto en una mala situación.
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