La enfermedad de hígado graso se presenta cuando los triglicéridos y los ácidos grasos se retienen en exceso en las células hepáticas. Este problema de salud se produce en personas con prediabetes o diabetes tipo 2, hipertensión y también colesterol malo. Esta patología cuenta con serias consecuencias para el ser humano, por lo tanto especialistas sugieren llevar a cabo una dieta sana incorporando las siguientes 5 frutas.
La primera de las frutas sugeridas es la pera, ya que es rica en agua y tiene alto contenido de fructosa, que es el azúcar que se encuentra en los vegetales. Además aporta grandes cantidades de fibra insoluble y soluble, favoreciendo la regulación de la función intestinal y evitando el estreñimiento. Además la pera tiene efectos antioxidantes y antiinflamatorios, a la vez que el consumo diario de dos de estas frutas cubren el 20% de la ingesta recomendada de vitamina C.
El tamarindo es rico en fibra y se sugiere agregarla a la dieta sana para bajar de peso. Al ser mezclada con los jugos gástricos, garantizará un efecto de saciedad en el organismo. Además beneficiará a la salud del hígado graso ya que también contiene propiedades antioxidantes. Por otro lado, expertos recomiendan el jugo de melón y semillas de papaya, ya que esta combinación permite la absorción intestinal de las grasas y vitaminas antes de eliminar las sustancias tóxicas y exceso del colesterol.
Las fresas colaborarán en la reducción de los efectos del hígado graso ya que es rica en fibra, tiene vitamina C y sustancias antioxidantes, fortaleciendo así el sistema inmune. Sus ácidos representan una acción antiséptica y antiinflamatoria, por lo tanto la ingesta de 8 fresas al día ayudará a mejorar la salud del hígado, mientras que el agua que contiene incidirá para evitar la retención de líquidos.
Por último, el limón tiene propiedades fundamentales en lo que respecta a la vitamina C y antioxidantes, convirtiéndose en uno de las frutas más recomendadas dentro de la dieta sana. El cítrico ayuda a proteger al hígado graso de lesiones generadas por el consumo excesivo de alcohol. Además sus ácidos colaboran en la descomposición de los alimentos en el estómago