Al igual que el jabón, la esponja es un elemento esencial a la hora del baño y la higiene diaria, las hay naturales o sintéticas, la elección depende del tipo de piel o de las necesidades que desees abarcar con este producto.
Además de repartir el jabón para limpiar la piel, es un complemento para realizar un masaje durante el baño. Una de las consideraciones importantes de utilizar una esponja es su tiempo de vida, este producto también tiene sus cuidados pues si no se le da el debido uso, puede llegar a ser hogar de hongos y bacterias, por lo que es conveniente cambiarla cada dos o tres semanas.
Algunos de sus beneficios son:
Exfolia la piel
La piel está en constante cambio, las células mueren y llegan nuevas, las esponjas de baño son un método fácil y práctico de exfoliar tu piel. En las pieles jóvenes la renovación de células se produce automáticamente, y las células muertas se desprenden de la piel sin ayuda. Pero en la mayoría de casos, una exfoliación es necesaria para que la piel esté más fina, tersa y suave.
Suaviza la piel
Al exfoliar la piel, deja una sensación de suavidad, esto se multiplica si utilizas alguna mezcla de jabones o aceites esenciales que estimule la hidratación del cuerpo.
Circulación sanguínea
Existen varios consejos y trucos sencillos que se llevan a cabo bajo la regadera para estimular la circulación sanguínea: alternar agua fría con agua caliente, por ejemplo, o un suave masaje circular con una esponja, recuerda que es vital una dieta sana y hacer ejercicio.
Relajación
El masaje y el tacto con la esponja ayuda al cuerpo a relajarse, si lo haces por la mañana ayudará a empezar con vitalidad y por la noche sentirás el cuerpo reconfortado.
GB