La cuarentena alargada ha ocasionado diversas afectaciones en los trabajadores que laboran desde casa, desde aprender a lidiar con el encierro hasta enfrentar incesantes reuniones on line que terminan por hacer mella en su estado emocional y físico. De acuerdo con un estudio de la Universidad de Stanford, las llamadas virtuales genera una fatiga adicional al trabajo cotidiano.
De acuerdo con la investigación tantas reuniones por Meet, Zoom o Teams han ocasionado nuevos padecimiento a los que ya ha sumado el confinamiento derivado por la pandemia por Covid-19. Ante esta situación los psicólogos han puesto atención a los efectos que genera en las personas estos cambios de hábitos en millones de empleados alrededor del mundo, informó en un reporte el diario español El país.
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El estudio que analizó esta situación fue elaborado por el laboratorio de interacción humana de la Universidad de Stanford, el cual ya nombró al fenómeno como “fatiga de Zoom”,; de acuerdo con los resultados obtenidos, el estudio advierte que las juntas que congregan a un conjunto de personas que interactúan frente a una cámara y anclados a una silla, mientras el rostro de todos está expuesto al escrutinio de los demás genera un estrés adicional al que ya impera en esta circunstancia.
Se rompen las normas no escritas
De acuerdo con las declaraciones del autor del estudio, Jeremy Baileson, la situación que se vive durante una junta en línea es parecida a la incomodidad que se genera cuando viajamos en el ascensor, en donde la reacción natural es desviar la mirada y evitar el contacto visual para equilibrar el exceso de cercanía.
La investigación reveló que estas incesantes reuniones son negativas porque la autoevaluación constante puede generar un estrés aún mayor entre los participantes. Hasta el momento ningún estudio ha revelado qué es lo que sucede cuando esta exposición visual se incrementa durante horas, sin embargo se hace palpable que el esfuerzo de comunicación se vuelve más elevado si lo comparamos con quien tiene una llamada telefónica.
De acuerdo con experimentos que realizó la Universidad de Stanford para sustentar el estudio el volumen de la voz entre los interlocutores es un 15% más elevado cuando se habla mediante una videoconferencia, ya que de es una manera de suplir la falta de cercanía física, la cual casi siempre se acompaña de gesticulaciones y un lenguaje visual. Ahora es más difícil interpretar las señales que da la otra persona, debido a que las videoconferencias son estáticas y menos naturales.
Finalmente la Universidad estadounidense resalta que este estudio es el primero en el que se analiza la fatiga que provocan las llamadas mediante zoom u otras plataformas para videoconferencias; el artículo final fue publicado en la revista de la Asociación Americana de Psicología Techonology, Mind and Behaivoir. Los puntos que se exponen, aseguran los autores del estudio, pueden tomarse como un conjunto de argumentos que ayuden a que los usuarios a que mejoren su interacción en las llamadas on line.
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