Carismático, querido, amado y odiado por millones de fans, Carlos Alberto Pérez Ibarra, mejor conocido como Capi Pérez, es un presentador de televisión que gracias a su frescura e innovación ha logrado darle un nuevo respiro a la televisión mexicana con su particular estilo.
Desde su inclusión como conductor del famoso matutino de TV Azteca, Venga la Alegría, el “Capi” se ha convertido en uno de los personajes más queridos de este exitoso programa lo que sumado al éxito de su programa dominical de parodias lo colocan entre los conductores favoritos de chicos y grandes, sin embargo, su vida no siempre ha estado rodeada de reflectores y fama, pues al igual que muchos de nosotros el “Capi” inició desde abajo.
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Así fueron los “humildes” inicios del Capi Pérez
Originario del estado de Aguascalientes, recientemente el carismático conductor recordó, en entrevista con Jordi Rosado, como fueron sus inicios y la forma en que llegó a la televisión, pues destacó que antes de ser famoso literalmente “hizo de todo”.
“Capi” recordó que su primer “chamba” que le generó ingresos fue siendo repartidor de volantes: “recuerdo que trabajaba deshonestamente porque agarraba un bonche como de 40 y lo aventaba en un solo buzón”, recordó el hoy conductor de Venga la Alegría.
Luego de esta primera experiencia laboral, el “Capi” trabajó como vendedor de cuchillos tocando de puerta en puerta, e incluso recordó que “en aquel tiempo me iba muy bien, yo creí que toda mi vida iba a ser vendedor”, señaló.
¿Cómo inicio en TV Azteca?
Capi Perez estudió mercadotecnia en la Universidad Autónoma de Aguascalientes y tras graduarse emprendió con un negocio de “burritos” vendía coches, daba clases de inglés, en fin, un sin número de actividades para ganarse la vida, hasta que un día un amigo lo invitó a hacer un casting a Azteca Aguascalientes.
El casting era para un programa grupero llamado “Échale Primo” y a las dos semanas le hablaron para decirle que se había quedado, poco a poco el "Capi" fue sumando éxitos y realizando contenidos que fueron del agrado del público hasta que llamó por la atención de los productores en México quienes lo invitaron a ser reportero de un programa que se llamaban “Los del 7”, desde entonces su fama creció como la espuma hasta ser el personaje carismático que hoy todos conocemos.