Hijo de un obrero católico y de una empleada doméstica protestante, Sean Connery nació en Edimburgo, Escocia, el 25 de agosto de 1930. Fountainbridge, el barrio en el que nació, era una zona bastante decadente de Edimburgo. Allí se crió en una habitación de una casa de vecindad con baño compartido y sin agua caliente.
Connery tenía un futuro incierto. Dejó la escuela a los 13 años y trabajó repartiendo leche, puliendo ataúdes y colocando ladrillos, todo eso antes de decidir unirse a las fuerzas armadas británicas.
Siempre tuvo una reputación de hombre duro, en parte por su carácter frío y en parte porque siempre se ganó la vida como pudo.
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Pudo haber jugado en el Manchester United
Sean Connery era un gran aficionado al futbol, como la mayoría de los habitantes de la isla. Y en realidad, el escocés tenía talento con el balón en los píes. Fue lo suficientemente bueno como para llamar la atención del legendario Matt Busby, que le ofreció jugar con Manchester United, con un sueldo de 30 dólares a la semana.
Él tenía muchas ganas de jugar con los Red Devils, pero decidió no aceptar la oferta porque pensaba que la carrera de los futbolistas era demasiado corta.
James Bond y el Oscar para Connery
Sean Connery tomó gran fama con las películas de James Bond, saga en la que participó en siete largometrajes. Pero después de eso tuvo muchas más participaciones, con gran éxito.
Su momento cumbre se dio en 1987, cuando recibió el premio Oscar a mejor actor de reparto, por su participación en Los Intocables.
También participó en largometrajes como El Nombre de la rosa, Indiana Jones, La roca, El primer caballero y La liga extraordinaria, entre otras. En el año 2000 el gobierno británico le concedió el título de Caballero del Imperio Británico como reconocimiento al personaje de James Bond, que capturó la esencia británica y la proyectó hacia el mundo
El retiro
Siempre dejó claro que no le gustaba el estilo de vida de Hollywood. Prefería jugar golf en sus casas en España, Portugal y en las Bahamas, además de estar sólo con su segunda esposa, Micheline Roqubrune, una artista que había conocido en Marruecos.
A pesar de su exilio, ocurrido en 2003 tras grabar La liga extraordinaria, siempre mantuvo una intensa pasión por su natal Escocia e intentaba viajar tan seguido como fuera posible.
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