La cónsul Mariana Díaz Nagore tuvo la encomienda de abrir y liderar un consulado que no existía, el primer consulado de México en Nueva Jersey ubicado en New Brunswick, localidad cuya población es en un 25 por ciento de mexicanas y mexicanos.
“Recibí la encomienda por parte de la Cancillería de abrir el consulado, pero por abrir no significaba meter la llave y ya estamos”, señala Díaz Nagore.
La encomienda que se le dio, recapitula en entrevista para El Heraldo de México, fue desde identificar el lugar ideal, que tuviera las instalaciones adecuadas, que estuviera conectado, que fuera de fácil acceso para las personas y donde cada mexicano o mexicana pudiera sentirse en casa y ser atendida con empatía, dignidad y sensibilidad.
La mujer, la diplomática responsable de esta tarea, Mariana Díaz Nagore se define como una mujer trabajadora, apasionada del servicio; una persona que le gusta cuidar los detalles. “También me considero una persona sensible y aprecio mucho la oportunidad que me da mi trabajo como diplomática de aprender de mi comunidad, tender puentes y contribuir a que estos puentes se traduzcan en una mejor condición de vida para mi comunidad mexicana aquí en Nueva Jersey. Trabajadora, dedicada, mamá orgullosa de una joven universitaria. Así me defino”.
A Mariana Díaz Nagore le apasiona aprender —crecer como ser humano y a nivel profesional—; le indignan la injusticia y el maltrato. Como parte del Servicio Exterior Mexicano es común ver que la comunidad mexicana sea víctima de ese maltrato y esa injusticia, por eso -—afirma— los consulados son tan importantes, porque pueden ayudar a combatir esos agravios.
Para Díaz Nagore la comunidad migrante es admirable. “Porque son personas que llegan a un país distinto, a un país donde no se habla su idioma, porque son personas que no se dejan vencer, que están contra viento y marea venciendo obstáculos que se les van presentando y que tienen este deseo de superarse, ese deseo de ayudar a sus familias en sus lugares de origen. Me he topado —relata— con mujeres emprendedoras en las que se ve este sentido de sororidad, se ayudan. Eso me llena de orgullo porque son mujeres mexicanas”, dice.
¿Qué significan para usted México, servir y la política exterior feminista? “México significa la razón por la cual decidí que quería dedicar mi vida al Servicio Exterior. México es una oportunidad, porque amo a mi país y es un privilegio representarlo en el exterior. Servir, para mí significa dedicarle cuerpo y alma al trabajo, el buscar de qué manera se puede ayudar a la comunidad en la que uno está. El ser titular de un consulado es una gran responsabilidad pero también se van sentando precedentes de que las mujeres tenemos todo para poder estar en las más altas responsabilidades, así lo vemos en nuestra canciller, Alicia Bárcena, quien es un modelo para las mujeres del Servicio Exterior Mexicano. Soy un ejemplo de que la política exterior feminista existe y está dando frutos”.
Lo que más añora (de México) es la familia y la comida, los tacos al pastor. Como diplomática es importantísimo no perder esa conexión con el origen de uno.
El principal reto que tiene en New Brunswick está en poder llegar a la comunidad mexicana con los servicios y que el consulado sea un lugar de encuentro más que de trámites. “Que la comunidad mexicana nos conozca, poder difundir, conectar. Servirles con amabilidad, con respeto, con la dignidad que se merecen”.
Por Angélica Simón y Patricia Tepozteco
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