En 2020, la inversión privada en México registró una contracción promedio anual de 19.9 por ciento, la mayor desde la crisis de 1995, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
“La severa caída es consecuencia, principalmente, de la pandemia del COVID-19, pero ésta ya mostraba un declive desde finales de 2018 como consecuencia de la incertidumbre en México”, dijo Gabriela Siller, economista en jefe de Banco Base.
El estadounidense Bank of America (BofA) señaló, en un análisis, que la incertidumbre política en el país ha sido alta desde la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en octubre de 2018, cuando Andrés Manuel López Obrador ya era presidente electo.
“Esto ha continuado hasta hoy. El ejemplo más reciente es el cambio aprobado a las reglas del juego del mercado eléctrico”. Ese fenómeno, agregó, impactó la inversión, la productividad y, por ende, al crecimiento.
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De acuerdo con el Inegi, durante el periodo octubre-diciembre, la inversión privada, uno de los mayores motores de la economía, registró una baja anual de 14.9 por ciento, lo que representó la novena caída trimestral consecutiva.
Según el reporte de la oferta y demanda global de bienes y servicios, la inversión pública cayó 7.5 por ciento durante 2020, con lo cual sumó 11 años de descensos constantes.
Así, la inversión total (privada y pública) registró una contracción anual de 18.2 por ciento en 2020, su mayor baja también desde 1995.
Marcos Arias, analista de Monex, comentó que la inversión total fue el componente más afectado en la demanda global (conformada también por
consumo, exportaciones y el gobierno), al llegar a niveles no vistos en 14 años.
“La falta de una política fiscal contracíclica ha ocasionado que se espere una lenta recuperación en la inversión, la cual —a su vez— tiene un impacto negativo sobre el crecimiento esperado en el largo plazo”, destacó Siller.
Por Fernando Franco
avh