A pesar de los récords y triunfos a nivel nacional e internacional que ha tenido Mariel Hawley no se define como una nadadora profesional: “Mi encuentro con las aguas abiertas fue para tratar de darme un tiempo y un espacio para estar conmigo misma, para encontrarme y reflexionar…”.
La preparación para esta disciplina se divide entre la parte física y la mental. “Trato de nadar todos los días. Me baño con agua fría para adaptar mi cuerpo a la temperatura del agua; hago un poco de gimnasio”.
Mariel confesó que nunca ha tenido un psicólogo deportivo ni nada similar, sin embargo, ha sido su propia carrera la que ha ayudado a fortalecerse mentalmente.
“Los momentos más alegres de mi vida, he podido disfrutarlos en el mar; pero los momentos más tristes y de mayor angustia que he vivido, también los he pasado en el mar”, contó Mariel pues, el primer gran golpe que tuvo fue antes de su cruce por el Canal de la Mancha, al vivir el fallecimiento de su padre, quien sería el médico de la embarcación que la acompañaría.
Su segundo gran golpe fue el fallecimiento de su esposo, a causa de cáncer en el cerebro. Tras este acontecimiento y en compañía de su hijo Eduardo cruzó el Estrecho de Gibraltar: “… yo no quería nadar, sin embargo, mi hijo fue el que me convenció y lo hizo conmigo”.
SUS LOGROS
A nivel competencia, Mariel confesó que su logro más importante fue Ocean Seven, proyecto en el que cruzó el Canal de la Mancha el 11 de agosto de 2011, haciéndolo de manera individual; el Canal de Catalina, entre la Isla Santa Catalina y la Costa de California; el Estrecho de Gibraltar; el Estrecho de Tsugaru, con el cual, en su segundo nado, logró romper un Récord Guinness; el Canal de Molokai, en donde tuvo que afrontar sus miedos, al cruzarse con un tiburón; el Canal del Norte, al cual denomina como el más frío de los siete mares y estuvo lleno de medusas, y el Estrecho de Cook, el cual separa la Isla Norte de la Isla Sur.
FUERA DEL AGUA
Además de su amor por el mar, tiene una pasión por ayudar a los demás.
Cuando hizo el cruce al Canal de la Mancha nadó por Quiero Sonreír, un proyecto que comenzó con su papá, con el que logró conseguir cirugías para niños con labio y paladar hendido: “Esto lo hice por transformar la vida de alguien más, o al menos por poner un granito de arena para contribuir a que alguien pudiera tener una mejor calidad de vida”. También, a través de sus nados ha apoyado a la Casa de la Amistad para Niños con Cáncer.
Sin embargo, su proyecto social más importante es Queremos Mexicanos Activos, el cual tiene el “propósito fundamental de promover la realización o la práctica de la actividad física como pilar de salud”. Con esta organización Mariel ha tenido acercamientos a nivel gobierno, como el Instituto de Salud para el Bienestar, con el objetivo de crear campañas que promuevan esta práctica.
Respecto a lo que Mariel quiere dejar como legado, la nadadora comentó: “Que tengamos claro que tenemos una capacidad maravillosa que se llama voluntad, que es esa gota de agua que hace que una semilla germine y se convierta en un árbol”.
CAR