Si hablamos de extravagancia y rebeldía en el fútbol mexicano hay un jugador que se lleva los reflectores: Jorge Campos. No solo revolucionó la vestimenta de los porteros a nivel mundial, sino que fue una institución de cómo se debe defender el arco.
Inició su carrera con los Pumas de la UNAM, pero curiosamente se abrió camino en la primera división como delantero porque el primer portero era el legendario Adolfo Ríos. No lo hizo mal y se convirtió en uno de los goleadores del equipo.
Poco a poco se hizo de un lugar con los auriazules tanto en la portería como en la ofensiva. Su gran juego lo llevó al Mundial de Estados Unidos con la selección mexicana, donde ganó fama internacional. El nombre del guerrerense estaba en boca de todos, razón por la que el mítico técnico César Luis Menotti lo bautizó como “el portero del siglo XXI”.
El mote no fue en vano. En 1993, la IFFHS reconoció su trayectoria y lo nombró el tercer mejor portero del mundo, solo detrás del danés Peter Schmeichel y el argentino Sergio Goycochea.
A pesar de ello, el Brody nunca viajó a Europa y se quedó en México. Luego de conquistar con los universitarios un título de liga, uno de la Copa Campeones de la Concacaf y un subcampeonato de la Interamericana, se fue al Atlante.
Con los Potros de Hierro tuvo pocas glorias, así que tuvo su primera incursión en el extranjero. A diferencia de los sueños de otros futbolistas, el arquero se va a Los Angeles Galaxy, cuando la liga estadounidense profesional apenas tenía sus primeros pasos.
En la naciente MLS fue una estrella, aunque tampoco sumó campeonatos en su palmarés. Quedó subcampeón del torneo local al caer contra el D.C. United, al igual que en la Copa de Campeones de la Concacaf, donde fueron derrotados por el Cruz Azul.
Pero el fútbol le daría la revancha poco después cuando regresara a México, justamente con La Máquina. Como la proeza de este 2021, Campos terminó con una larga sequía de títulos para la institución celeste en el Invierno de 1997, aunque fue el suplente de Óscar “Conejo” Pérez.
Después volvió a la MLS, ahora con el Chicago Fire, otro equipo recién fundado. Ahí también fue figura al conseguir su primer título en el país de Las Barras y las Estrellas, así como el Lamar Hunt U.S. Open Cup.
Tras su exitoso año en Chicago, la carrera del tres veces se convirtió en un desfile por los equipos de la liga mexicana. Regresó a los Pumas, se fue a los Tigres de la UANL, tuvo una segunda etapa con el Atlante, consiguió una tercera etapa con los de la UNAM y se retiró con los camoteros del Puebla.
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