Historias del cine

Rescatado por Rover: así conquistaron los perros al mundo del cine

Hace casi 120 años, un collie se convirtió en la primera estrella canina del Séptimo Arte y así enamoró a los cinéfilos

Rescatado por Rover: así conquistaron los perros al mundo del cine
Este simpático perro fue la primera estrella canina de la historia. Foto: Especial

Hay una máxima en Hollywood: si no quieres ser opacado, nunca compartas escena con un niño o con un perro. Y es que el idilio del Séptimo Arte con el llamado mejor amigo del hombre data de los primeros años del cine.

A lo largo de la historia del cine han existido numerosos canes destacados. Desde los recientes Messi y Frank, de las cintas Anatomía de una caída u Hombres de Negro, respectivamente, hasta la legendaria Lassie, estos perros han dejado su huella en numerosas películas.

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Pero quizá ninguno de ellos habría aparecido en la gran pantalla de no haber sido por un collie que apareció en la que se convirtió en la primera película con actores profesionales y numerosas secuelas.

Se trata de Blair, protagonista de Rescatado por Rover, la primera franquicia cinematográfica y cuya historia es ésta.

Un golpe de suerte

Blair era la mascota de Cecil Hepworth, un veterano del cine cuya suerte fue dispareja en este arte. Aunque obtuvo algo de fama gracias a las imágenes que logró por el funeral de la reina Victoria, le costó trabajo hacerse con un lugar en la naciente industria.

Una leyenda común en la época y su perro fueron su boleto a la fama y la fortuna en el cine. Durante esos años existía la leyenda urbana sobre que los gitanos, usualmente retratados como gente desocupada, se robaban a los niños en las grandes ciudades.

Blair salvó la economía de su dueño, el cineasta y actor Cecil Hepworth. Foto: Especial

Con esto en mente, Hepworth reunió a su familia en 1905 para contar una historia simple: la del rapto de su propia hija por un descuido de la nana, como venganza de una limosnera gitana a la que no quiso darle una moneda.

Sin embargo, por primera vez en la historia, el héroe de la película no sería un humano: ese papel recaería en Blair, que adoptaría un nuevo nombre que abriría las puertas a una narrativa que cambió para siempre al cine.

Una fortuna muy canina

La cinta fue todo un éxito, tanto que se tuvo que rodar varias veces para realizar copias que se vendían como pan caliente. El uso de incipientes técnicas de edición, de un lenguaje nunca antes visto y, sobre todo, la heroica labor de Blair como el Rover de la historia, le aportaron gran fortuna a Hepworth.

La ambición de este pionero del cine creció de la misma forma que aumentó su riqueza: años más tarde filmó Belleza negra, con el primer caballo protagonista en pantalla y, dos años después, Dumb sagacity, donde unió a sus ya famosos perro y caballo.

La suerte pareció sonreírle al gran director y productor hasta la década de los 20, cuando fracasó al intentar crear un enorme estudio. El negocio le costó su fortuna e incluso los negativos de sus cintas fueron vendidos para fundirlos y así extraerles la plata.

Aunque Hepworth acabó arruinado y en el olvido más allá de las islas británicas, su idea de incluir al mejor amigo del hombre creó un subgénero cinematográfico que seguimos disfrutando casi doce décadas después.

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