Rafael Cauduro no quería ser un muralista más pintando sobre libertad y justicia. Hace 15 años, ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo invitaron a participar en el mural Historia de la Justicia en México. Él quería ir más allá y reflejar la realidad, por lo que les propuso enfocarse en la falta de justicia.
Los bocetos que sirvieron para el mural Los 7 crímenes mayores, pintado entre 2007 y 2009 en la sede del máximo tribunal, son parte de Un Cauduro es un Cauduro (es un Cauduro), retrospectiva que se exhibe, desde mañana, en el Colegio de San Ildefonso. Se trata de la reunión de más de 156 obras, en diferentes técnicas, que dan cuenta de cinco décadas de trabajo del artista, nacido en la CDMX en abril de 1950.
La muestra, explica la curadora Alesha Mercado, se divide en cinco núcleos que van desde su faceta como caricaturista a la de muralista. El título “es porque no hay un ápice que permita confundir la obra del artista con la de otro”, dice. En los diferentes segmentos puede conocerse su obra más pública, qué refiere a cómo concibe el tiempo, las personas y al cuerpo humano; su parte más íntima y familiar y esa obra "que no entra en lo hegemónico, que confronta los mundos y la religión".
Así sucedió con los murales de la Corte cuando su contrapropuesta fue aceptada por los ministros: “Nunca creyó que fueran a aceptar su proyecto, cuando lo presentó fue un dilema. De presidente estaba Mariano Azuela y el ministro Cossío, estaba Olga Sánchez-Cordero", cuenta a El Heraldo de México, Liliana Pérez Cano, su exesposa y actual representante.
“Se mete a estudiar cada uno (de los 7 crímenes); para él fue una experiencia dolorosa; hay un mercado de videos de tortura justo en el Centro, un mercado negro y le consiguieron esos videos y se puso a verlos. Yo le decía: ‘¿cómo puedes ver esto? Y me dijo: ‘Es que esto es lo que pasa’, entonces se metió y entendió de esto que te pone la piel chinita, se fue a las cárceles, platicaba con los presos y veía cómo en una celda en la que tiene que haber tres personas había 30 y cómo se colgaban en la celda para poderse dormir”.
Tardó dos años en pintar Los 7 crímenes mayores, que está distribuido en varios niveles de la Corte, a pesar de que el proyecto era de un año, no terminó y lo aplazó 12 meses más.
Todavía quedaban imágenes en su cabeza y para sacarlas pintó algunos cuadros que también forman parte de la exposición en San Ildefonso.
POR DIANA MARTÍNEZ Y AZANETH CRUZ
MAAZ