Ruy Pérez Tamayo “se levantaba antes de las cinco de la mañana para ir al laboratorio. Daba clases. Escribía y leía. Jugó tenis durante años. Formó generaciones de médicos”. Además, también recordó su amigo, el escritor Adolfo Castañón: “Escribió un ensayo memorable sobre la "serendipia". Maestro detrás de las ideas. Descanse en paz”.
El médico patólogo, inmunólogo, investigador y divulgador de la ciencia, falleció el pasado miércoles 26 en la ciudad de Ensenada, Baja California. Tenía 97 años. Pérez Tamayo nació un 8 de noviembre, en Tampico, Tamaulipas, pero vivió la mayor parte de su vida en la Ciudad de México, a donde llegó para estudiar en la Escuela de Medicina de la UNAM, institución de la que fue Profesor Emérito durante casi seis décadas.
De “espíritu renacentista actuante en el siglo XXI” -como lo definió otro escritor, y también su amigo, Gonzalo Celorio-, fue fundador de la Unidad de Investigación en Medicina Experimental de la Facultad de Medicina y la Unidad de Patología en el Hospital General de México. En 1980 ingresó a El Colegio Nacional y en 1987 tomó posesión de la silla VIII en la Academia Mexicana de la Lengua (AML).
Todas las instituciones de las que formó parte y en las que trabajó lamentaron ayer su partida a través de las redes sociales; también lo hizo la directora del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla. De acuerdo con la AML, la organización de un homenaje en su honor se realizará después.
Autor de más de 150 artículos científicos y más de 60 libros, mereció distinciones como el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1974 y la beca Guggenheim, entre 1985 y 1986. Celorio recuerda también que entre sus aportaciones médicas están “la descripción del efecto de la metionina en la cicatrización de las heridas; la identificación de padecimientos como la aterosclerosis, los tumores del corazón y pericardio, el carcinoma primario del hígado, la cirrosis intersticial difusa, (y) el carcinoma bronquiolo-alveolar”.
ELEMENTOS
- Estudió Medicina por ejemplo de su hermano mayor, Rafael.
- Desde 1948 se convirtió en maestro, en México y en el extranjero.
- Se inventó un decálogo de las 10 razones para ser científico.
FRASE
"La vocación no existe, son las contingencias, los accidentes de la vida los que definen la profesión", RUY PÉREZ TAMAYO, MÉDICO.
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