SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Las sexoservidoras nazis que erradicaban la sífilis en la Segunda Guerra Mundial

Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis forzaron a diversas sexoservidoras a contraer la sífilis con la finalidad de erradicar la enfermedad en sus soldados

CULTURA

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Las meretrices fueron utilizadas sin previo consentimiento. Foto: ReuteursCréditos: Foto: Reuteurs

Algunos de los diversos problemas de salud, que hoy se denominan enfermedades sociales como el alcoholismo o las discapacidades, fueron equiparados por las ideologías nazis como padecimientos de transmisibles a la sociedad. 

Entre estos se encontraban las ya conocidas enfermedades de transmisión sexual (ETS), las cuales contenían dolencias como la sífilis, que el nazismo buscaba erradicar para proteger a sus soldados.

Lo anterior dio como consecuencia que los médicos pertenecientes al Partido Nacional Obrero Alemán experimentaran con sexoservidoras con el fin de prevenir, diagnosticar y tratar estas enfermedades de transmisión sexual, particularmente la sífilis, de la cual ya se había identificado la bacteria que la provocaba.

La sífilis y el nazismo: la experimentación y la esterilización

En 1898, Albert Neisser, un médico alemán reconocido, decidió llevar a cabo unos experimentos en prostitutas  inyectándoles suero de enfermos de sífilis en busca de la producción de suero antisifilítico.  La mayoría de las meretrices contrajo la enfermedad y Neisser argumentó que las mujeres lo desarrollaron por ser prostitutas.

Esto último causó controversia en el pueblo alemán, quien al enterarse de este hecho, presionó al doctor y en el año de 1900, el Ministerio de Sanidad tuvo que recoger los derechos de personas sometidas a experimentación científica.  Sin embargo, esto no detuvo a Albert Neisse, quien siguió realizando ensayos con el bacilo de Calmette-Guérin (BCG), en niños de familias obreras de Lübeck.

A causa de este acontecimiento se produjo una nueva polémica con la cual el gobierno nazi dictó nuevas reglas sobre experimentación humana en 1931, que reforzaban las promulgadas en años anteriores e incluso resguardaban a animales de los posibles abusos de los investigadores.

No obstante, las sexoservidoras siguieron sin ser respetadas, esto a causa de la ideología nazi que procuraba eliminar a todo aquel que degenerara a la raza aria como es el caso de enfermos mentales, alcohólicos, judíos y por supuesto, portadores de enfermedades como son las prostitutas sifilíticas.

Por ello, entre 1933 y 1945, la Alemania nazi decidió que médicos, así como otros profesionales de salud, realizaran esterilización forzosa y asesinato a pacientes por su degeneración biológica para la población.

Lo anterior dio como resultado la muerte de 70 mil pacientes en seis centros de exterminio camuflados como hospitales y la muerte de otros 110 mil, los cuales fueron asesinados en la llamada eutanasia salvaje.

Entre los pocos datos encontrados respecto a la sífilis se encuentran los de las prostitutas del campo de Ravensbrück, mujeres que eran sometidos a experimentos sobre dicha enfermedad y dejadas morir estudiando la evolución de dicho padecimiento.

La primera creadora de bajas: la sífilis y los burdeles oficiales

No hay que olvidar que la sífilis fue la primera enfermedad que creó bajas en el ejército alemán, pues en el libro “Pequeñas grandes historias de la Segunda Guerra Mundial”, el historiador Jesús Hernández demuestra cómo soldados de las Fuerzas Alemanas y la SS, acuartelados en Francia durante 1940, perdieron a más efectivos por culpa de este tipo de padecimientos que aquellos muertos en combate durante la invasión a la ciudad Luz.

Aquello explica el porqué parte de los recursos en la Alemania nazi se destinaban a peculiares soluciones, entre los que se encontraban los burdeles oficiales ideados por el mismo Hitler,  para que los soldados no se infectasen mientras estaban en combate. 

Por Karen Ávila