INFANCIA

Por la infancia de México, Rosaura Zapata Cano

Nació para ser maestra; hizo de su vocación un culto, y a él entregó sus años, su capacidad y su talento

CULTURA

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Legado. Fotografía: Archivo familia Zapata.Créditos: Fotografía: Archivo familia Zapata.

Mujer revolucionaria y vanguardista, con una vida personal llena de misterio, dueña de un carácter firme y decidido, forjado por la férrea disciplina militar de su padre, el capitán Claudio Zapata, jefe de armas de Baja California. Recordar la historia de la maestra Rosaura Zapata Cano, quien nació en 1876, es exaltar el poder femenino y poner de relieve la obra de la pionera de la educación preescolar en México.

Su vida comenzó casi a la par del Porfiriato, periodo que marcó la transición hacia un nuevo siglo y la inserción de México en la escena mundial. Época en la que la educación superior aún estaba muy restringida a las mujeres. No es casual que su proyecto de educación preescolar se consolidara justo con el de país postrevolucionario e instituciones como la SEP, que, sin duda, avalaron sus esfuerzos iniciados en 1904 con el establecimiento de los primeros jardines de niños en México.

La Revolución Mexicana sorprendió a la maestra Zapata en plena actividad educativa. En su cátedra de la Escuela Normal Primaria para Maestras impartía un curso especial sobre Metodología del Kindergarten, resultado de sus experiencias en Alemania, Inglaterra, Francia y Suiza, estudiando a los grandes pedagogos del momento.

Fundó el Jardín de Niños Federico Froebel, el primero del país; al segundo le llamó Enrique Pestalozzi, dos educadores a quien ella admiraba. Siguió a Venustiano Carranza a Veracruz, donde fundó el primer preescolar del puerto. Recorrió el país entre riscos y planicies, para promover la educación de los párvulos a toda la República.

Nació para ser maestra; hizo de su vocación un culto y a él entregó sus años, su capacidad y su talento. Fue una mujer indispensable en el momento que le tocó vivir. Sudcaliforniana ilustre, con perseverancia y, firmeza en sus convicciones y total determinación; hizo del sistema de Jardines de Niños los cimientos sobre los que descansara la educación nacional.

En 1949 fue nombrada miembro del Consejo Directivo de la Organización Mundial para la Educación Preescolar. Una mujer visionaria; en 1955 planteó la necesidad de salud física y mental de los infantes, a través del establecimiento de parques infantiles para procurar diversiones sanas, mediante brigadas de alegría, funciones de teatro infantil y educación ambiental y física, promoviendo el crecimiento sano de niñas y niños como base de las futuras generaciones.

Luchó por la superación de la mujer y su destino le permitió presenciar la justa conquista del respeto y la admiración de sus logros. Tan sólo un año antes de recibir la primera medalla Belisario Domínguez del Senado de la República, en 1954, se había logrado el sufragio femenino en México. Ya en 1963, cuando la luz del sol casi había cegado sus ojos, llegaron los cánticos de los niños para iluminar con sus voces, el panorama progresista de las generaciones de mexicanos beneficiados por su obra. Una vida entregada plenamente a la enseñanza se mantiene viva en su historia, en cada jardín de niños, en cada escuela, en su himno que día a día honra su memoria.

Por Erika Zapata Lozano

 

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