El mejor álbum de blues blanco que jamás se haya grabado.
John Mayall es el responsable directo del blanqueamiento del blues. Sin excepción, todos los blueseros de Inglaterra pasaron o tuvieron una gran influencia de los Bluesbreakers. Eric Clapton era uno de esos devotos seguidores de la música creada por los negros del sur de Estados Unidos.
Clapton comenzó su carrera con The Yardbirds en donde dio muestras de sus habilidades para la guitarra, pronto se separó de la agrupación en busca de una formación más purista y encontró en Mayall a un líder y una figura paterna.
A partir de la publicación de «Bluesbreakers», el graffiti empezó a rondar por las calles de Londres, sentenciaba: “Clapton is God”.
Foto: Especial.
Su majestad
Eric se convirtió en un verdadero bluesman con este trabajo. John Mayall aportó dos canciones que encajan a la perfección en los idílicos años sesenta: «Key To Love» y «Little Girl», mientras que Clapton brilla en la trilogía compuesta por «All Your Love», en la cual da cátedra con un vertiginoso solo de guitarra, «Hideaway» es una vuelta por una montaña rusa bluesera y la cortante «Steppin' Out».
John McVie y Hughie Flint (chequen su solo de batería en «What'd I Say») complementan la alineación, su labor no puede pasar desapercibida, gracias a su puntual interpretación.
Por un momento el Támesis se convirtió en el Mississippi. En Londres, el Blues se reinventó y no volvió a ser el mismo.
Un trabajo influyente
¿Y la portada? Una instantánea que muestra a Eric Clapton leyendo Beano (un cómic británico) flanqueado por los rompedores del blues. Los grandes álbumes siempre van acompañados por excelsas carátulas.
La publicación de «Bluesbreakers» fue un gran influencia para futuros guitarristas, nunca antes un álbum le había dado tanto peso a este instrumento en sus canciones.
Clapton pronto se separaría de John Mayall para crear Cream y volar a la estratosfera... Sigue siendo Dios.
Foto: Discogs.
Por RODRIGO CASTILLO.