Grabado a finales de 1969, en medio de la depresión por la separación de The Beatles, McCartney entregó un álbum melancólico y crudo. Paul, junto con su esposa Linda, se refugiaron en su granja a las afueras de Londres para huir del caos que se vivía en las oficinas de Apple. Es el mismo McCartney quien se encarga de ejecutar todos los instrumentos de las canciones.
«McCartney» es un trabajo que puede cautivar y al mismo tiempo enfurecer. Un claro ejemplo son sus dos canciones provenientes de la era Beatle: «Junk» es poética mientas que «Teddy Boy» es penosamente mediocre.
Sin embargo, el álbum es el prototipo de lo que sería la futura carrera en solitario del bajista. Contiene al mismo tiempo canciones deslumbrantes («Momma Miss America») y vergonzosas («Man We Was Lonely»).
Foto: Discogs.
Un testamento musical
Pero todo esfuerzo descansa a la sombra de «Maybe I'm Amazed», que llega casi al final pero da muestra de la genialidad de McCartney. Una canción de amor madura, sin duda, su mejor composición.
«McCartney» fue presentado junto con el infausto comunicado de prensa en el que Paul anunciaba su salida de The Beatles y una portada y contraportada que muestra a su nueva familia. Las críticas fueron despiadadas pero pronto se colocó entre los primeros puestos en las listas de popularidad.
A 50 años de su publicación, «McCartney» ha crecido con el tiempo no tanto por su contenido musical sino por ser un testimonio de una de las crisis más grandes en la historia de la música popular.
Por RODRIGO CASTILLO.