Mi más grande inspiración desde pequeña fue el ambiente musical en el que nací: a diario escuchaba el piano de las manos de mis padres, y estaba inmersa en la actividad de la música clásica gracias a ellos. Era normal ver que todas las personas a quienes conocía tocaban algún instrumento, y eso me llevó a pedirles durante años a mis padres que me compraran un violín y me consiguieran una profesora.
Antes de elegir el violín como el instrumento sobre el cual centraría mi carrera, no había intentado antes tocarlo, así que realmente fue una coincidencia del destino o un volado lanzado por una pequeña niña que tuvo el instinto de elegir este instrumento hermoso que me ha dado tantas aventuras a lo largo de casi 15 años.
Desde que comencé mis lecciones de violín supe que sería violinista profesional para toda mi vida.
A pesar de tener sólo cuatro años, siempre estuve muy segura de ello, y esa seguridad me ha conducido hasta donde estoy hoy en día.
Por Redacción
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