Miles de personas consultan diariamente su horóscopo para conocer lo que les deparará su destino y suerte en un futuro inmediato, sin embargo casi todas, lo tomamos como algo que siembre haya estado ahí. Pero ¿Cuántas personas conocen realmente cuál fue su origen?
Si no lo sabes, te invitamos a seguir leyendo y entender que no hay nada nuevo bajo el sol, pues en realidad se trata de una costumbre heredada por diversas civilizaciones que nos trajeron los primeros conocimientos al mundo. Se trata de los babilonios, egipcios, griegos y romanos.
Todas estas civilizaciones sentían gran admiración por las estrellas del firmamento y la posición de estas les servía para orientarse y medir el tiempo, por lo que su estudio comenzó a profundizarse con el tiempo, hasta que los primeros astrónomos decidieron trazar líneas imaginarias entre las estrellas, con el objetivo de facilitar su reconocimiento. Por eso surgieron las constelaciones.
Posteriormente, dichas constelaciones entraron a formar parte de los doce signos del Zodiaco.
Origen etimológico
La palabra zodiaco tiene su origen en el griego antiguo 'Zoon', que en la forma 'zodiakós’, quiere decir "relativo a las figuras animales". Y a su vez la figura del astrólogo (del griego ‘astron’, «estrella», y ‘logos‘ «palabra, razón»), surgió en la antigüedad y de inmediato adquirió gran relevancia, porque se le consideró el "intérprete de las estrellas". Su valor tenía principalmente que ver con la idea de que las estrellas determinaban el destino de los hombres.
Cabe señalar que en la Grecia Antigua ya existía la figura del 'Oráculo', que era una especie de vidente que presagiaba el destino de los hombres.
No eran pocas las veces en las que los reyes consultaban a los astrólogos, para saber los mensajes habían entregado las estrellas durante el día de su nacimiento, pues estos conocimientos no eran para todos, sólo las personas con poder podían tener acceso a ellos.
La práctica gozaba de tanta credibilidad, que muchos gobernantes planeaban el inicio, fin o evitar una guerra de acuerdo a las predicciones de las estrellas. Más tarde, en la Edad Media, la consulta de los horóscopos se prohibió, por ser considerada como un artilugio de la hechicería.