En 2013 se conmemoró el centenario de la muerte de uno de los referentes obligados de la gráfica actual en nuestro país: José Guadalupe Posada. Maestro del oficio, destacó como ilustrador, caricaturista y grabador en distintos talleres, desde su natal Aguascalientes, pasando por León y hasta llegar a la capital del país.
Entre los trabajos más solicitados por la clientela se encontraban los de promoción para la industria y el comercio: los marbetes, la papelería membretada, las hojas volantes, los juegos de mesa y los carteles de teatro.
Sentir popular
Posada destaca de entre sus contemporáneos por expresar en su producción el “sentir popular” gracias a su trazo vivo y espontáneo, capturando escenas de la vida cotidiana en imágenes al alcance del pueblo, en una época en la que las publicaciones periódicas estaban dirigidas a la burguesía.
Sin embargo, lo que hasta la fecha se conoce más de la gran producción de Posada, son las calaveras entre las que destaca La Catrina, misma que fue rescatada para el imaginario colectivo gracias a la pintura mural de Diego Rivera y otros artistas, quienes plasmaron en sus obras las costumbres tradicionales del México profundo.
Posada sigue presente
Destaca entre todas Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, en donde, haciendo gala de su creatividad, Rivera hace un recorrido histórico por el jardín público más antiguo de América y en donde, justamente, La Catrina preside la escena principal mientras pasea del brazo de su creador y da la mano al niño Diego, en esta superposición de escenas fantásticas llenas de color y de nostalgia. Así, José Guadalupe Posada sigue presente hoy, gracias a sus hojas volantes, a sus anuncios y a la promoción de espectáculos públicos que llenaron la vida de antaño y que hoy nos permiten ver su creatividad asombrosa que transformó la plástica nacional.
Por Guadalupe Lozada León