La inteligencia emocional es un componente importante para el éxito personal y social de los niños. Sin embargo, se suelen priorizan los logros académicos y las actividades extracurriculares, dejando de lado este aspecto fundamental. Un reciente estudio llevado a cabo por Reem Raouda, experta en desarrollo infantil, desvela cómo ciertos hábitos aplicados por los padres pueden marcar una diferencia significativa en el desarrollo emocional de sus hijos.
Los hábitos para que tus hijos desarrollen una alta inteligencia emocional
Uno de los hábitos es valorar el poder del silencio y los padres emocionalmente conscientes ofrecen espacio para que sus hijos procesen sentimientos sin presión. En momentos de angustia, se sientan junto a ellos, ofreciendo apoyo silencioso. El segundo de ellos es nombrar las emociones, que significa identificar y verbalizar emociones, tanto propias como de los niños, les enseña a reconocer y aceptar sus sentimientos. Frases como "Estoy frustrado" ayudan a normalizar las emociones y a facilitar la comunicación emocional.
Para lograr una alta inteligencia emocional, el tercer hábito que deben inculcar los padres a sus hijos es reconocer errores y pedir disculpas. Ello le muestra a los niños que asumir la responsabilidad es una fortaleza, no una debilidad. Esto construye confianza, enseña empatía y fomenta la reparación de relaciones. Otra enseñanza es modelar la cortesía en lugar de imponerla. En lugar de forzar "por favor" o "gracias", estos padres confían en el poder del ejemplo.
Vale mencionar que es importante que los padres no descarten las preocupaciones de sus hijos. Este hábito permite validar las pequeñas inquietudes de los niños, y fortalece su autoestima y mostrando respeto por sus emociones. Otra estrategia a utilizar para que los pequeños desarrollen su inteligencia emocional es permitir la toma de decisiones. En lugar, de resolver los problemas, los progenitores guían a sus hijos con preguntas abiertas como "¿Qué crees que deberíamos hacer?". Esto fomenta el pensamiento crítico y la independencia.
Por último, uno de los hábitos a inculcarle a los hijos es aceptar el aburrimiento como oportunidad, ya que puede ser ideal para fomentar la creatividad y el desarrollo de habilidades de autorregulación. Permitir que los niños experimenten momentos de quietud les enseña a disfrutar de su propia compañía.