Aunque suene de otro planeta, un niño pequeño y un cuervo han demostrado que los lazos afectivos no conocen de especies. Sí, ellos protagonizan una gran amistad que fascina en redes sociales y también sorprende, especialmente porque erróneamente estas aves son consideradas agresivas y peligrosas, lo que ha sido descartado por investigadores que indican que, por el contrario, son una especie amistosa e inteligente.
Niño enternece al ser el mejor amigo de un cuervo
La peculiar amistad fue compartida en redes sociales por la madre del niño de nombre Otto, quien tiene dos años de edad y ya acude al kínder en su natal Dinamarca. A través de estas plataformas, la mujer ha publicado numerosos videos en los que se observa cómo el menor de edad y el cuervo, a quien nombraron “Russell”, son inseparables y pasan horas jugando.
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Otto y “Russell”, los protagonistas de esta peculiar historia
El sitio The Dodo, que se enfoca en compartir anécdotas de animales, dio a conocer esta historia que se hizo popular en marzo de este año. Aunque ya pasaron algunos meses de eso, los clips del niño y el cuervo siguen siendo tendencia en redes sociales. De acuerdo con la mamá del pequeño, el ave “es uno más de la familia” y por eso comparte muchos momentos con su mejor amigo.
Mediante uno de los videos, la madre de Otto explicó cómo “Russell” llegó a sus vidas: todo fue por casualidad cuando el padre del niño estaba trabajando en el campo y el cuervo se le acercó, ya que estaba herido. Ante la falta de una agrupación animalista que atendiera al ave, el hombre y su familia lo curaron y cuidaron.
Respeto por la naturaleza
Esto generó que el cuervo forjara un vínculo especial con esta familia de Dinamarca, especialmente con Otto, quien, quizá por su edad, tuvo un acercamiento amistoso y tierno. Aunque “Russell” tiene un gran lazo con el menor de edad, vive en su hábitat natural porque la familia quiso respetar su vida silvestre. Tras recuperarse, el cuervo pudo alejarse, pero en vez de esto se mantiene cerca de la familia y se acerca cuando ve al niño, a quien sigue a donde vaya.
“Russell” incluso se asoma a la ventana para saludar a su mejor, con quien hasta ve la televisión. Además, el cuervo sólo permite que el niño lo acaricie y le dé besos. Cuando Otto sale de paseo en su carriola, el cuervo se coloca en ésta para ser parte del recorrido. Igual camina junto al menor, a quien a veces sólo observa, mientras juega al aire libre, como si lo estuviera cuidado.