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Niño con vitiligo se curó de profunda depresión al conocer a un perro con su misma enfermedad

La confianza que solía tener el niño se desvaneció, su autoestima disminuyó y cayó en una profunda depresión, hasta que conoció a Rowdy.

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Niño se curó de profunda depresión cuando conoció a un perro con su misma enfermedad.Créditos: Archivo

Cuando Carter Blanchard tenía apenas seis años de edad, comenzó a notar algo inusual en su piel: manchas blanquecinas que, con el tiempo, se multiplicaron por su cuerpo. Los médicos confirmaron el diagnóstico: tenía vitiligo, una enfermedad de la piel caracterizada por la pérdida gradual de pigmentación y la aparición de manchas blancas en la piel.

A medida que las manchas se extendían por su cuerpo, la vida de Carter cambió drásticamente. La confianza que solía tener se desvaneció, su autoestima disminuyó y cayó en una profunda depresión. Lo que es peor, comenzó a odiar las manchas que marcaban su piel mientras la enfermedad progresaba.

Su madre, Stephanie Adcock, recuerda el momento en que se dio cuenta de que tenía que hacer algo para ayudar a su hijo: "Un día lo estaba llevando al colegio y lo primero que me dijo cuando entró al coche fue que odiaba su cara y odiaba cómo se veía". Stephanie sintió que había llegado al límite y que debía encontrar una solución para su hijo antes de que la situación empeorara.

Rowdy, el mejor amigo

Stephanie recurrió a Internet en busca de respuestas y se encontró con una historia que creyó que podía brindar una gran ayuda: la historia de Rowdy. Rowdy no era otro niño, sino un perro labrador negro de 13 años que se había hecho famoso en las redes sociales. Curiosamente, Rowdy había sido diagnosticado con vitiligo el mismo año que Carter.

La pregunta que surgió fue: ¿Qué sucedería si Carter conociera a Rowdy? Sin embargo, dos obstáculos se interponían en su camino. En primer lugar, la distancia geográfica: Carter y su madre vivían en Arkansas, mientras que Rowdy estaba en Oregon. Además, Stephanie no tenía los recursos económicos para costear el viaje.

Carter Blanchard y Rowdy comparten la misma enfermedad. Créditos: 
@animalizar

Determinada a lograrlo, Stephanie contactó a la dueña de Rowdy, Niki Umbenhower. Le explicó la situación de Carter y le pidió si podían llevar a su hijo para que conociera a Rowdy en persona. Con generosidad, Niki aceptó la propuesta sin dudarlo. Stephanie incluso consideró la posibilidad de solicitar un préstamo para financiar el viaje.

Carter Blanchard y Rowdy comparten la misma enfermedad. Créditos: 
@animalizar

Sin embargo, las historias con tanto compromiso y voluntad a menudo atraen la atención de personas dispuestas a ayudar. En este caso, un donante anónimo se enteró de la situación y generosamente donó los $5,000 (Cinco mil dólares) necesarios para cubrir los costos del traslado. Así que madre e hijo emprendieron su viaje hacia Oregon.

Carter Blanchard y Rowdy comparten la misma enfermedad. Créditos: 
@animalizar

El momento en que Carter conoció a Rowdy resultó mágico y transformador. En ese encuentro, Carter dejó de sentirse diferente y encontró un amigo en Rowdy que compartía su condición. La conexión entre el niño y el perro fue inmediata y profunda.

Carter Blanchard y Rowdy comparten la misma enfermedad. Créditos: 
@animalizar

El regreso de Carter a la escuela después del viaje fue completamente renovado. Recuperó su entusiasmo, dejó atrás la tristeza y, lo más importante, volvió a sentirse igual que sus compañeros, en lugar de verse a sí mismo como alguien diferente.

 

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