Las mujeres han tenido una función importante en la historia del cristianismo en general y, en particular, de la religión católica. Su tesón, fe y ejemplo de abnegación y caridad, ha servido para cimentar las bases de la iglesia.
Santa Elena de Constantinopla es un gran ejemplo de ello. Su devoción por el cristianismo provocó que su hijo, el emperador Constantino, legalizara la religión tras más de 300 años de persecución.
¿Quién fue Santa Elena de Constantinopla?
Se dice que los orígenes de Elena fueron humildes, pues fue hija de un hotelero. Se enamoró del militar romano Constancio, quien la abandonó junto a su hijo, Constantino, para acceder a un mejor puesto en la jerarquía romana.
Sin embargo, quiso la historia que Constantino fuera aclamado como emperador por sus propios compañeros de armas, por lo que la vida de Elena dio un giro de 180 grados. Su hijo, incluso, le otorgó el título de Augusta, equivalente al de emperatriz.
Durante el tiempo que sufrió el abandono de Constancio, Santa Elena llevó una vida abnegada y cercana a la naciente religión cristiana, por lo que al ascender su hijo al trono le pidió la libertad para sus hermanos en la fe, cosa que Constantino le otorgó.
La piedad y las obras de caridad fueron la constante en la vida de Santa Elena, quien tuvo plenos poderes otorgados por el emperador romano para disponer del dinero del gobierno como mejor lo considerara, y lo hizo ayudando a la mayor cantidad de gente que pudo.
Santa Elena, la Santa Cruz y la arqueología
A Santa Elena de Constantinopla se le considera la santa patrona de la arqueología por una decisión que le tomó una buena parte de su vida y de los recursos del Imperio Romano: encontrar la cruz en la que Cristo murió.
Se dice que, acompañada por cientos de obreros facilitados por Constantino, Elena recorrió prácticamente todas las calles de Jerusalén hasta dar con la cruz y el sitio donde el Mesías pasó sus últimos minutos en la Tierra.
Durante sus incursiones en Tierra Santa, la madre del emperador fundó tres iglesias que siguen en pie hasta la actualidad: una en el Monte Calvario, otra en el Monte de los Olivos y una tercera en Belén, donde cada año se celebra la natividad de Jesús.
Por sus descubrimientos, a Santa Elena se le relaciona con aquellos profesionales que buscan en el pasado las explicaciones para las cosas que determinarán nuestro futuro en el planeta.
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