Panorama Social

Pedir o no pedir, esa es la cuestión en la educación de cada persona

“El que merece, no pide” es un ejemplo de la narrativa con la que muchos fuimos educados

Pedir o no pedir, esa es la cuestión en la educación de cada persona
“El que merece, no pide” es un ejemplo de la narrativa con la que muchos fuimos educados Foto: Foto: Especial

El mensaje detrás de ello es muy fuerte: Niega tu valor, tú no te lo adjudiques, deja que otros digan lo que vales y lo que mereces. Aprendimos a ver mal a aquel y sobre todo a aquella que pide, y peor aún, que exige lo que merece. Lo vemos como un acto agresivo y sumamente egoísta. El merecer se convierte en un acto estoico de dar siempre, sin esperar nada a cambio… La historia de nuestras vidas.

Yo lo cambiaría por: “Pido lo que sé que merezco, pero, sobre todo, pido lo que doy”. Por ejemplo, en el trabajo: “Pido y exijo puntualidad, seriedad y profesionalismo porque eso es lo que yo doy”. En pocas palabras es un juego de reciprocidad y de congruencia. Eso lo he aprendido con los años, con mucha terapia e introspección mi querido lector. Antes sólo me la pasaba haciendo corajes, acumulando rencores y resentimientos en contra de mucha gente, sobre todo la más querida.  ¡Aprendí que no todos saben lo que necesitas, vaya! ¡A veces ni yo misma! Pero cuando identifico algo que se que necesito de un amigo, familiar o colega, antes de sentirme mal, de sentir que no soy suficiente como para que esa persona me de lo que necesito o se le ocurra dármelo, hago algo increíble: se lo comunico. 

Así de sencillo. Sin drama, simplemente lo digo. ¿Y sabes qué es lo más increíble? Que la mayoría de las veces eso que necesito no me lo dieron no porque quieran hacerme daño, o porque crean que no lo merezco, sino que no estaba en su radar de pensamiento, no se les ocurrió y no sabían que lo necesitaba. Y ahí entra otra disyuntiva: “Si lo tengo que pedir ya no lo quiero”, que es otra respuesta de pensamiento que nos han compartido. Pero eso también se puede modificar. Si la intención de la otra persona es rectificar, hacernos sentir bien, ¡pues claro que sí lo quiero!

Créeme mi querido lector que esta versión de mí no existía hace seis años, y sufría muy fácil. Ahora la vida se ha vuelto mucho más feliz, con menos circunstancias catastróficas con que lidiar. Y como siempre, me encanta compartir contigo estos momentos de iluminación que de vez en cuando me suceden, porque sé que muchos de ustedes que me leen a veces sufren por situaciones que sólo tenemos en nuestra mente.

Lo primero que tienes que hacer es confiar en ti y aceptar lo que sientes. Si te duele o molesta determinada situación es por algo. Después fíjate puntualmente qué es lo que necesitas, un ejemplo puede ser que tu amiga no te haya llamado el día de tu cumpleaños o tu esposo no te trajo flores y para ti eso es importante. Ya que lo tengas identificado: Pídeselo a la persona que corresponda. No se lo digas a otra para que le diga, díselo tú directamente, de buena forma y sin drama. Y lo más importante es que le des espacio a esa persona a rectificar. Ahora bien, siempre queda la posibilidad de que no quiera hacerlo y entonces verás exactamente de qué se trata el problema. Pero ese ya es otro paso y te puedo decir que serán las menos de las veces.

Que tu capricho millonario para este 2023 sea una buena comunicación.

POR BRENDA JAET

MAAZ

 

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