Según el relato bíblico, Jesús de Nazaret murió crucificado por orden del entonces prefecto romano en Judea, Poncio Pilato. La historia de su crucificción es fundamental en el cristianismo, que finalmente es la cruz el símbolo de las religiones que profesan devoción a la figura de Jesucristo. Pero es inevitable preguntarse: ¿Qué pasó con la estructura de madera en la falleció “el salvador”?
La respuesta es compleja y difícil de saber si es verdad. Decenas de monasterios e iglesias alrededor del mundo señalan tener al menos un trozo de la llamada "vera cruz" en sus altares, la autenticidad de estos elementos se refiere a textos de los siglos III y IV, que narran el hallazgo en Jerusalén del trozo de madera preciso donde fue ejecutado Cristo.
La historia de su hallazgo
En la narración de los evangelios, después de la muerte de Jesús en la cruz, su cuerpo fue llevado a un sepulcro, en lo que es hoy la Ciudad Vieja de Jerusalén. Después de eso pasaron casi 300 años para que hubiera algún escrito sobre la madera en la que fue asesinado.
Algunos investigadores sostienen que fue en el siglo IV cuando el obispo e historiador Gelasio de Cesarea publicó un relato en su libro "La historia de la Iglesia" sobre el hallazgo en Jerusalén de la "vera cruz" por parte de Helena, santa de la Iglesia católica y, además, la madre del emperador romano Constantino, quien impuso el cristianismo como religión oficial del Imperio.
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Algunas versiones señalan que Helena, para comprobar la veracidad de este objeto, puso a una mujer enferma sobre cada una de las cruces y la que finalmente curó a la mujer fue considerada auténtica. Otras argumentan que simplemente se dio cuenta por las marcas que tenía.
Luego de este descubrimiento el cristianismo vivió una expansión descomunal por Europa durante la Edad Media y la cruz que se tornó en el símbolo universal de esta religión. Constantino fue el primer emperador en detener la persecución de los cristianos y dar libertad de culto al cristianismo, junto con todas las demás religiones en el Imperio romano.
No toda viajó a Roma
Parte de la cruz fue llevada a Roma y la otra se quedó en Jerusalén, pero supuestamente gran parte de los restos se encuentran conservados en la basílica de la Santa Cruz de la capital italiana. A estos fragmentos se los conoce como "lignum crucis" (madera de la cruz, en latín).
Estas son los otros establecimientos que clamas tener una parte: Las catedrales de Cosenza, Nápoles y Génova, en Italia; el monasterio de Santo Toribio de Liébana (que posee el trozo más grande), Santa Maria dels Turers y la basílica de la Vera Cruz, la abadía de Heiligenkreuz, en Austria, entre otras.
La multiplicidad de fragmentos fue cuestionada en su tiempo por el teólogo francés Juan Calvino, quien señaló en el siglo XVI, que "si quisiéramos recoger todo lo que se ha encontrado, habría suficiente para cargar un gran barco".
¿Es todo esto verdad?
Muchos investigadores, historiadores y expertos coinciden en que es muy probable que el relato de Helena sea cierto, pero eso no significa que la cruz sea realmente en la que feneció Cristo. Aunque fuera posible acceder a fondos para financiar un estudio para determinar la edad de esos maderos, la investigación afectaría la integridad de la reliquia considerada sagrada, lo que acarrearía la desaprobación de millones de feligreses.
En 2010, el investigador estadounidense Joe Kickell, miembro del Comité para la Investigación Escéptica, llevó a cabo un estudio para determinar el origen de astillas que se consideraban parte de la "vera cruz" y se determinó que no hay una sola evidencia que respalde que la cruz hallada por Helena en Jerusalén, o por cualquier otra persona, sea la verdadera cruz donde murió Jesús.
Sin embargo, eso no comprueba ni desmiente nada. Al parecer, será un misterio que jamás se resolverá.
msb