Año con año hay situaciones de maltrato y violencia hacia las mujeres embarazadas en los servicios médicos. Muchas mujeres que acuden a atender su embarazo, en vez de una atención segura y respetuosa, reciben gritos y regaños, palabras denigrantes, comentarios ofensivos.
Muchas de nosotras tenemos una amiga o hermana que ha estado embarazada y puede contarnos sobre médicos que la hicieron sentir como tonta, sobre cómo, en lugar de contestar sus dudas, le hacían caras, ignoraban sus inquietudes o no la tomaban en serio cuando ella expresaba molestias o dolor.
Estos tratos no están bien, las mujeres deberían sentirse protegidas por las instituciones médicas, no vulneradas ni atacadas. Por ello, desde Early Institute hemos elaborado la Guía para la protección de la mujer embarazada y sus hijos e hijas por nacer, donde madres y padres podrán informarse sobre los derechos de atención médica de calidad que tienen, protegidos por la ley, y encontrarán herramientas para prevenir, identificar y denunciar malos tratos y violencia en el sistema médico.
Crear y difundir instrumentos como esta guía es indispensable, porque hay un panorama de gran vulneración de derechos que no podemos pasar por alto. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, entre 2016 y 2021, 31% de las mujeres embarazadas sufrieron algún tipo de maltrato por parte del personal médico que las atendió. Estamos hablando de que una de cada tres mujeres embarazadas vive una situación adversa en los servicios de salud, lo cual es realmente indignante.
En México contamos con un marco normativo amplio que regula el trato de calidad que debe ofrecer el personal médico y protege los derechos de las mujeres y de sus hijos e hijas por nacer, por ejemplo, la Ley General de Salud y la Norma Oficial Mexicana para la atención de la mujer durante el embarazo, parto y puerperio, y de la persona recién nacida. Sin embargo, estas disposiciones quedan en letra muerta.
La realidad es que las mujeres están viviendo situaciones violentas en el sistema de salud y, lo peor de todo: comúnmente desconocen que no deberían soportar esos tratos. Es normal, nos decimos, ya me pasó en el primer parto, entonces va a ser igual en el segundo. Le confiamos “al sistema” nuestra salud y la de nuestro bebé, pensando que ellos son los expertos, que saben más, y así terminamos normalizando situaciones que nos vulneran, cuando no deberíamos permitirlas por ningún motivo.
Hay un gran desconocimiento sobre las condiciones mínimas de atención que podemos y debemos exigir. Las mujeres llegan a los centros de salud para dar seguimiento a sus embarazos sin saber los derechos básicos de atención médica que tienen, porque en los servicios médicos, que son justo el lugar donde debería dárseles información, no se les dice, por ejemplo, que tienen derecho por lo menos a cinco consultas prenatales para vigilar su embarazo, que en cada una de las consultas se les debe hacer un examen físico completo y que en caso de urgencia obstétrica tienen derecho a la atención totalmente gratuita en cualquier centro médico público, sin importar si están o no aseguradas.
En México, tristemente estamos acostumbradas a que en los servicios de salud públicos nos traten mal, solo porque son públicos, pero esto no es normal y no está bien. No está bien que nos regañen cuando hacemos preguntas, no está bien que se tarden en atendernos a propósito porque nos quejamos del dolor, no está bien que nos obliguen o amenacen para firmar papeles sin decirnos qué son, no está bien que nos practiquen una cesárea sin darnos una explicación previa y sin pedir nuestro permiso, no está bien que nos esterilicen durante el parto para que ya no podamos embarazarnos, no está bien que una de cada tres mujeres se enfrente con situaciones de este tipo mientras atiende su embarazo en un lugar que debería de velar por su salud y bienestar.
En un país que tiene instrumentos legales para defender a las mujeres, la falta de información está impidiendo que ellas alcen la voz ante los malos tratos que enfrentan. Por ello, desde la sociedad civil estamos poniendo a disposición de las mujeres y sus parejas la Guía para la protección de la mujer embarazada y sus hijos e hijas por nacer, para que conozcan sus derechos fundamentales, para que exijan que el personal médico les dé un trato de calidad antes y durante el embarazo, en el parto y el posparto.
En esta guía, que diseñamos de la mano con madres y padres que se enfrentaron con estas problemáticas, encontrarán herramientas para prevenir, identificar y denunciar malas prácticas médicas.
Como madres, como padres, pueden denunciar formal y jurídicamente cuando sus derechos son vulnerados. En esta guía les decimos dónde y cómo pueden denunciar, de acuerdo con la institución donde sucedió el maltrato, qué pasos deben seguir, en qué páginas de internet pueden encontrar más información o incluso levantar una denuncia desde ahí y a qué teléfonos pueden llamar para recibir acompañamiento y apoyo psicológico si lo necesitan.
Desde Early Institute hacemos este esfuerzo para que ustedes, madres y padres, nunca más se enfrenten a situaciones desagradables en el sistema de salud, que nunca más se queden callados con tal de que los atiendan. Por ello, los invitamos a descargar y compartir gratuitamente esta guía desde nuestra página oficial, earlyinstitute.org. Léanla, compártanla, háganla suya y alcemos juntos la voz. No permitamos que la violencia contra las mujeres embarazadas y sus bebés pase desapercibida.
POR ANA REZA CALVILLO
INVESTIGACIÓN EARLY INSTITUTE
AREZA@EARLYINSTITUTE.ORG
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