Cumplió la amenaza. Por si alguien aún tenía dudas, esta versión de Donald Trump es más agresiva. No solo ladra. Muerde. Es más duro y radical. Cumple, o intentará cumplir sus amagos, que no son otra cosa que promesas de campaña largamente aplaudidas por su grada. Para eso llegó a la Casa Blanca. A sus votantes se debe y para ellos trabaja. No importa el costo de sus decisiones, tampoco la irresponsabilidad de las mismas. Importa congraciarse con sus electores, que a gritos piden el endurecimiento de las políticas. El odio y la irracionalidad les desbordan.
El pasado sábado, tal y como prometió en campaña, repitió en la transición, insistió el primer día de su gobierno y reiteró la semana pasada, el presidente de EU impuso aranceles del 25% a los productos mexicanos que sean exportados a su país.
Está claro qué quiere: que México haga lo que él desea; que nuestro país reconozca que ha fallado -y sí- en el combate al crimen organizado. El principal responsable de la crisis en la que nos encontramos, ya se fue, y dejó un tiradero. AMLO sumió al país en una espiral de violencia. Su sexenio ha sido el más sangriento del que haya registro: más de 200 mil homicidios y “abrazos, no balazos” traducido en impunidad para los criminales a quienes se les entregó el control de buena parte del territorio.
La violencia no solo nos carcome; impacta a nuestros vecinos. El fentanilo, que se negó hasta la saciedad por López Obrador se fabricará aquí, sí se confecciona en México y es enviado en candidatos grotescas al norte del río Bravo. Desde luego, cruza por la frontera porosa sur de EU con la consecuente corrupción estadounidense y allá está la inmensa mayoría de consumidores, pero nuestro país es un enorme trampolín para el salto de toneladas de esa droga que provoca la muerte de decenas de miles de personas en la Unión Americana cada año.
La decisión provocará un cisma. Ya lo ha generado. El T-MEC agoniza, la economía mexicana sufrirá y, la estabilidad política podría verse en aprietos.
¿Hasta dónde estará dispuesto a llegar Trump y su gobierno? La idea de un narco Estado consentido por AMLO y su gobierno, solapado y, quizás, coludido desde lo más alto del poder, no desaparecerá de un momento a otro. La duda ha quedado sembrada. La herencia criminal del sexenio que se fue pasa factura al sexenio de la presidenta Sheinbaum que, con una nueva estrategia, ha buscado recomponer las cosas, combatir criminales, realizar decomisos y garantizar la paz.
Lo que vemos es apenas el inicio.
La decisión generará una carambola en distintas bandas, comenzando por la económica: la crisis se asoma aquí y allá, pero eso no parece importarle al presidente de EU. Trump sabe que en el fondo no sólo tiene razón en su argumento, sino que su electorado le aplaude lo hecho… por ahora.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
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